Un juzgado de Pontevedra acaba de archivar la denuncia presentada por la Fiscalía de Pontevedra contra los responsables de un pub de la plaza del Teucro por las reiteradas denuncias de una vecina que se quejaba de ruidos reiterados procedentes de este local de ocio.

El juzgado no observa indicios de delito en los hechos presentados por el fiscal y decide dar carpetazo al asunto, aunque este auto todavía es recurrible.

Desde 2003

El caso tiene su origen en la información trasladada a la Fiscalía por la propia vecina que denunció de forma reiterada ante el Concello los problemas de ruido que, según dice, sufre como consecuencia de la actividad de este pub. Entre la documentación que aportó al fiscal se recogían las más de cien denuncias que presentó la mujer ante los servicios de disciplina urbanística del Concello sin que, aparentemente, se resolviera el problema. Más de cien denuncias que se presentaron desde 2003 hasta casi la actualidad, habiendo meses en los que tramitaba casi una queja al día.

El fiscal entendía que existían dos posibles ilícitos que deberían ser investigados por el juzgado. Uno contra el medio ambiente por contaminación acústica, del que podrían haber sido responsables los dueños de este local. El segundo, de prevaricación por omisión, ante la supuesta pasividad del Concello a la hora de tomar medidas para resolver el problema que planteaba esta vecina que, curiosamente, no reside en la plaza del Teucro sino en una calle colindante. Un delito del que podrían ser responsables los funcionarios o responsables políticos que pese a conocer el problema no hubieran dado los pasos necesarios para atajarlo. No obstante, el juez, una vez analizada la documentación, decidió no admitir a trámite la denuncia del fiscal y archivarla.

Actuó el ayuntamiento

Los responsables de la anterior concejalía de Urbanismo señalaron también en su momento que el Concello sí actuó contra este local. De hecho se decretó una orden de cierre que no llegó a ejecutarse porque el propietario del negocio decidió cerrar de forma voluntaria las puertas del establecimiento para acometer las reformas y las obras necesarias que le permitiesen volver a funcionar pero cumpliendo todas las normativas vigentes en cuanto a insonorización y emisiones de ruido.