El Concello pone mañana lunes en marcha el cobro voluntario del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), una de las principales vías de ingresos municipales, con una previsión de recaudar más de 16,7 millones de euros, un aumento de más de un millón de euros con respecto a este padrón fiscal de 2014. Esta espectacular subida se deriva especialmente de las inspecciones fiscales y la persecución del fraude iniciadas de forma sistemática en 2012. Así, el volumen de nuevas altas alcanzada en estos últimos doce meses es de 984, que se suman a los 1.881 recibos añadidos el pasado año, hasta sumar en el padrón para el actual ejercicio un total de 68.650.

Aunque el aumento de ingresos por las nuevas altas es de un millón de euros, el fraude total detectado se podría duplicar ya que a los recibos destapados este año se deben unir aquellos que no se abonaron en los últimos cuatro ejercicios. En todo caso, desde que comenzaron estas inspecciones se ha conseguido una media anual de unas mil altas al año.

Hasta el 9 de noviembre

El periodo de pago voluntario comienza mañana lunes y se prolongará hasta el 9 de noviembre para todos aquellos contribuyentes que no tengan domiciliado el recibo. Para estos últimos casos, el cobro se realizará a principios de octubre. A partir de noviembre se iniciará el proceso para el cobro en ejecutiva, es decir, para los morosos, que implica no solo recargos sino incluso posibles embargos de cuentas u otros bienes para los más recalcitrantes.

Desde 2012

A principios de 2012, una empresa especializada comenzó a revisar, una a una, todas las fichas del padrón municipal del IBI y la relación inmobiliaria de la Dirección General del Catastro. Más de tres años después esta auditoría ya se ha completado en todo el rural y en gran parte del casco urbano, si bien no todas las altas detectadas hasta ahora en estas inspecciones se han incorporado al padrón definitivo por cuestiones como reclamaciones, notificaciones y otras causas. De este modo, el volumen de recibir que se pone mañana al cobro es de 16.735.070,03 euros, un 6,5% más alto que el padrón de 2015, que apenas rebasaba los 15,7 millones.

El estudio localiza todo tipo de fraude, desde aquellos edificios que directamente no estaban dados de alta en el Catastro, por lo que no tributaban en modo alguno, hasta las viviendas en las que se realizaron ampliaciones o cambios que no fueron comunicadas, por lo que su recibo está por debajo de lo real. En la primera modalidad se han localizado en estas inspecciones al menos 1.565 casos, si bien parte de ellas corresponde a inmuebles recién construidos y que no habrían tenido tiempo de ser dadas de alta en el Catastro. Parte de ellos ya fueron incorporados al padrón en ejercicios anteriores.

A los tres años de inspección, la empresa hizo un balance en el que destacó la localización "de 2.291 unidades urbanas, de las que 1.967 corresponden a unidades de inmuebles que no estaban tributando o lo hacían incorrectamente, lo que tiene una gran influencia para la Tesorería del Concello". La primera fase de inspección municipal del IBI se inició de forma experimental y en unas pocas parroquias del rural, pero sus resultados ya permitieron comprobar que serían necesarias varias campañas. De hecho, cada año se renueva este sistema paran extender la auditoría a todo el municipio y, en especial, al casco urbano, donde se sospechaba que la bolsa de fraude era importante y, sobre todo, de mayor cuantía económica. Naves, ampliaciones de actividades comerciales y edificios, bienes urbanos y otros inmuebles de nueva ejecución o de reciente.