Esta pescadería ubicada en Combarro, ya nació con mal pie. Aunque inauguración oficial se llevó a cabo en febrero de 2009, con la presencia de la entonces conselleira de Pesca, Carmen Gallego, no abrió sus puertas hasta siete meses después, en septiembre, ya que fue necesario formar a sus trabajadores, según se explicó entonces. La estrategia comercial de este servicio, que se puso en marcha con el fallecido Miguel Pazos, se centraba en conseguir consumidores diferentes a los de otros establecimientos de venta de pescado y marisco. Incluso se anunció un horario de tarde para facilitar la compra a aquellas personas que no pueden acudir al mercado durante la mañana. La idea de la pescadería propia se fraguó durante años como un proyecto que permitirá mejorar el margen de beneficios de los productores al prescindir de intermediarios y participar directamente del negocio. Sin embargo, el plan fracasó y ahora la cofradía se enfrenta a la amenaza de tener que devolver los 149.000 euros de fondos europeos invertidos al incumplir las condiciones de la concesión.

El nombre del negocio, ubicado entonces en la avenida de Chancelas, se denominaba "Baixura Galega", una marca registrada por la cofradía y que tenía el objetivo de comercializar los productos de sus asociados, es decir, pesca fresca de bajura y el marisco de los bancos del fondo de la ría. El local está en la actualidad abandonado y sin uso alguno.