"En una sociedad muy ruidosa" donde, además, "cada vez más gente vive de su voz", la demanda de atención sanitaria por los trastornos del aparato fonador no dejan de crecer. Se calcula que el 5% de la población necesita la intervención de un especialista. Las consultas habituales de Otorrinolaringología no pueden ofrecer a las personas con afecciones "sutiles" el estudio detallado que requieren. Por ello, el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) ha creado la primera Unidad de Voz del Sergas para ofrecer "una valoración integral y objetiva del trastorno vocal en beneficio del paciente y del propio sistema sanitario". Así lo explica la otorrinolaringóloga María Jesús González Cortés, coordinadora del departamento.

La unidad se creó hace seis meses y está integrada por dos otorrinolaringólogos, un médico rehabilitador, un médico residente y un auxiliar. Gracias a sus medios y a la coordinación que permite con los logopedas, se ha podido mejorar tanto el diagnóstico de estos trastornos, como su tratamiento, evitando los ineficientes y las consultas de repetición. González Cortés explica que ahora cuentan con estroboscopios -aparato fundamental para analizar la voz- de mayor calidad y equipos de análisis vocal que "permiten cuantificar el grado de lesión de la voz". También han podido avanzar en las técnicas quirúrgicas, mediante un mejor instrumental y una relación más estrecha con los especialistas en Logopedia, que están tratando de integrar en la unidad.

La doctora explica que la unidad todavía está en una fase de "implantación y rodaje" y que su objetivo principal es atender la "creciente demanda" de asistencia por estos problemas. A largo plazo, esperan crecer profesionalmente a través de la investigación: "Con esta unidad podemos grabar todas las imágenes de las cuerdas vocales, aplicar los tratamientos y observar sus resultados comparando el antes y el después", describe.

Las causas que empujan a acudir a esta unidad a la mayoría de sus pacientes son las infecciones víricas y bacterianas, los irritantes locales -tabaco, reflujo del ácido del estómago...- y el mal uso o abuso de la voz.