El gobierno local mostró ayer su satisfacción por la decisión de la Axencia Galega de Turismo de aprobar la declaración de la Feira Franca como fiesta de interés turístico gallego, pero tampoco ha ocultado su malestar por la manera en la que se hizo público, sin una comunicación oficial al Concello. Así se pone de manifiesto en las reacciones que suscitó ayer en la Casa Consistorial la confirmación de que la petición formulada por Pontevedra en febrero pasado haya sido finalmente aceptada y solo esté pendiente de la ratificación en el Consello de la Xunta, en una fecha todavía por decidir pero que será, casi con toda seguridad, antes de la próxima edición.

Por un lado se destaca que este título sitúa a la Feira Franca al nivel de una romería han arraigada como la de San Benitiño de Lérez (la única fiesta del municipio que contaba hasta ahora como esa declaración), lo que otorga a la recreación medieval de cada primer fin de semana de septiembre un refrendo oficial que permitirá su inclusión en circuitos institucionales de promoción. Sin embargo, el hecho de que el mismo día en que se aceptó la petición (el pasado jueves) desde la Xunta "negaran la reunión" del Comité de Evaluación de Fiestas de Interés Turístico, ha enturbiado la satisfacción municipal, hasta el punto de que la concejala de Fiestas, Carme da Silva llegó a decir que se "congratula de que el PP acoja con satisfacción esta declaración de un evento festivo de reconocido éxito que fue denostado desde sus orígenes por esa formación". Además reprocha a la Xunta que no hubiera informado previamente al Concello de la reunión del jueves "pese a que ese mismo día se preguntó por ella" a la responsable de la Axencia Galega de Turismo, Nava Castro.

Al margen de polémicas, la Feira Franca recibe un título para el que cumple todos los requisitos, como es que el de acumular más de diez años de antigüedad, una condición que se alcanzó en 2009; ofrecer una singularidad especial vinculada al recuerdo histórico de un acontecimiento como fue el privilegio real concedido a Pontevedra en 1467 para la celebración de una feria en la ciudad; el carácter participativo de la cita, algo innegable en el caso de la Feira Franca, con miles de personas en la calle; y su valor cultural, que se refrenda con los temas a los que se dedica dada edición.