En las cercanías de Pontevedra, en el coto de Lérez, el monasterio benedictino de San Salvador decide, de acuerdo con sus foreros, proceder a una transformación de los viñedos más improductivos en heredades. Esta ofensiva se inicia en 1561 en el Burgo Pequeño o Burgo de Alén, arrabal de la villa. Continúa en la década siguiente, para generalizarse en los años 80, en que abundan las menciones de descepes, que serán aprovechados por el monasterio para proceder al despojo de los aforados que carezcan de la pertinente autorización para acometer los descepes.

Los restantes renteros han aprendido la lección y, a comienzos de marzo de 1587, solicitan permiso para transformar las viñas en campos de cereal, "atento que las viñas de dicho lugar no le querían dar vino y gastavan más en ellas en granjeallas que cogían de provecho". La opción entre dedicar las tierras a viñedo o cereal parece inclinarse por la obtención de granos, con los que afrontar las graves crisis frumentarias, que golpean, en la segunda mitad del siglo XVI, a una población que ha incrementado sus efectivos de manera sostenida desde los años finales de la Edad Media. Certificando esta vocación cerealística del agro pontevedrés, se recuperan los viejos molinos abandonados y convertidos en pardiñeiros.

No todos los antiguos viñedos pueden ser reconvertidos en campos de cereal; no son extrañas las menciones a silveiras y soutos, lo que parece remitir a otras motivaciones más profundas que a la mera sustitución de unos cultivos por otros. El empeoramiento climático, que acompaña a la Pequeña Edad Glacial, forzaría no sólo el cambio de la dedicación de las tierras, sino también la reversión a monte de las peor situadas.

En las Rías Baixas se difunde una variedad de vino blanco de gran calidad, caracterizado por ser monovarietal, esto es, que emplea en su elaboración una única casta de uva, la que da nombre al vino, "una pipa de bino blanco albariño, hescoxido, sin llevar otra mestura" exige un contrato de venta, fechado en 1581, protagonizado por un labrador de la feligresía de Darbo, en la jurisdicción de Cangas do Morrazo, según documento proporcionado por José Moreira. La primera mención a la casta albariña se data en Santa Baia de Tui, en 1541, tal como nos transmite Iglesias Almeida y Méndez Cruces (Evolución histórica de la ciudad de Tui y sus antiguas rúas".

En el coto de Lérez, al descepe de las vides tradicionales sigue, en algunos casos, una racionalización de los cultivos, introduciendo viña nueva, que llaman albariña de buena casta. En octubre de 1607, don Jerónimo de Saavedra, hijo del fiscal de la Real Chancillería de Valladolid Juan García, arrienda por nueve años al rico mercader local Juan Dinís la viña que posee en el coto de Lérez, propiedad del monasterio, en siete ducados anuales, quedando obligado a "plantar e inchir de viña nueva que llaman albariña que sea de buena casta".

Por los mismos años encontramos entre la rica serie de protocolos del Archivo Histórico Provincial de Pontevedra contratos similares: en 12 de septiembre de 1614, Juan de Paços, marinero del Arrabal, arrienda a Domingos de Lérez, sombrerero, una viña y huerta en el coto de los monjes benitos, "a do dizen los mallóns do Lérez", feligresía de San Salvador, por nueve años, contados a partir de San Martiño de 1614 y con una renta anual de seis ducados, "y demás delloabeis de ser obligado a buestra costa y misión aponer y plantar en la dicha biña cada año medio hombre de caba de bina blanca de buena caste y los árboles y frutales de buena caste de dar fruta que pudierades".

Parece quedar fuera de dudas que el albariño constituye una aportación portuguesa a la viticultura gallega. Los escasos testimonios que podemos manejar se orientan hacia esa posibilidad: temprana presencia en Tui o implantación en el coto de Lérez de cepas albariñas de mano de un personaje de clara ascendencia portuguesa. Lo que resulta llamativo es que esta variedad monovarietal no se localice en uno de sus centros más acreditados en la actualidad, como es la comarca de O Salnés, el antiguo Territorium Saliniense.

Para mayor inri, esta comarca fue objeto de una tesis doctoral de gran fuste, Un modelo de sociedad rural de Antiguo Régimen en la Galicia costera, responsabilidad del catedrático José Pérez García.

El autor indica cómo las plantaciones del Salnés podían adoptar la forma emparrada (albariño, caiño, catalán) o la de viña redonda a la manera castellana (espadeiro, mencía, híbridos), pero en ningún momento detecta la presencia de plantaciones de albariño. Tampoco nosotros hemos localizado en las bodegas de Vilagarcía de Arousa esta variedad de blanco.

La situación es realmente chocante. La expansión de los viñedos en las Rías Baixas se convierte en una problemática competencia con los vinos ourensanos, que, en 1677, trataron de solucionar las con talas y descepes de las viñas litorales plantadas con anterioridad a 1633

Copiamos el poema de Ramón Cabanillas, el poeta de Cambados, titulado Na Taberna.

"Pasa de man en man a xerra roiba

de albariño, e namentras cae a choiva

e o vento fai tembrar a casa enteira

detrás do mostrador crarexa o ceo

nas trenzas de ouro, no mirar sereo,

na surrisa de luz da taberneira."

A Emilio Álvarez Rey