El edificio administrativo de la Xunta acogerá el próximo día 17 el acto de presentación del libro “Pensamientos letales”, del que es autora María José Urtiaga Gastesi.

—¿Qué aborda en “Pensamientos letales”?

—Desde la perspectiva que me da mi trabajo en la seguridad privada he tenido contacto con personas que han cometido delitos de asesinato y todo tipo de psicopatías y en el libro analizo la conducta psicótica del criminal. De entrada he de decir que no soy psicóloga pero sí estoy haciendo criminología y también en mi entorno de vecindario estoy analizando casos que me tocan más de cerca y ahora estos temas se han puesto más de moda porque estamos viendo todos los días (y de hecho ahora tenemos casos muy recientes) de personas que asesinan a los hijos o los ocultan, precisamente porque ellos también tienen un trastorno oculto y para la fuerzas del orden aporto algo, por muy pequeño que sea, pero sobre todo para el ciudadano en general es interesante analizar qué es lo que sucede en esos casos de violencia.

—¿Puede hablarse de un denominador común a las personas que cometen delitos graves?

—Si, clarísimamente: es el factor emocional, la educación emocional primaria, desde la infancia. Todos los traumas adquiridos (y los congénitos, que también están ahí) se incorporan, porque cuando una persona nace es libre de pensamiento y obra pero adquiere esas psicopatías por diferentes complejos, porque de alguna manera le vienen marcados y ahí juega un papel muy importante la familia, yo hago mucho hincapié en esto. Y a partir de ahí se forma el individuo, por eso es básico, clave, que en los primeros años se eduque emocionalmente.

—¿Cómo interpreta casos como el que ha citado: una madre que habría dado muerte a su hijo al considerar que entorpecía su nueva relación?

—Hay una trama que sobresale en el caso de esta mujer: ha antepuesto la relación de pareja y el hijo ha pasado a formar parte, digamos, de los inconvenientes. En su momento fue madre pero no ha tenido inconveniente en sustituir a su hijo, pensando en su propio bien ha decidido deshacerse del niño pero ahí realmente lo que hay es una psicopatía declarada, porque por muchas situaciones de la vida que nos obliguen a tomar diferentes caminos los hijos, cualquier vida humana, es lo más sagrado que hay. Esta persona cuando pasasen unos años habría hecho lo mismo con los hijos de esta pareja para sustituirlos después a su vez por otro, es decir la psicopatía esta ahí formada y seguramente esta persona además de la criminalidad también tiene una demencia.

—¿Es frecuente la relación entre trastorno mental y delincuencia?

—Si, hay que pensar en un hombre desesperado, sin trabajo y que entra en un supermercado para pedir por favor que le den comida para sus hijos y amenaza con hacer una locura, pero no llega a hacerla aún en la desesperación absoluta. Pero es que en estos casos hablamos de matar a una persona, descuartizarla y meterla en una maleta, es de una premeditación y un ensañamiento tremendo, estas personas ya tienen esa tara mental y en nuestra sociedad ahora mismo, además del consumo de drogas, está muy presente porque ya no hay fe, convicciones y raíces que inculcan las familias de bien. Y lo que más incide en todo esto es el trastorno de personalidad, que es a lo que hay que atender en las primeras etapas, ya que tras aparecer en la adolescencia va cogiendo cuerpo y genera una frustración. Hay multitud de casos, cada delito tiene un encuadre diferente: el asesino de la baraja, o el caso que cuento en mi libro, un joven que mató al cliente que atendía su madre en el club, el joven en ese caso estaba castigando a la madre, aunque mató al cliente, a mi modo de ver estos temas son fascinantes.

—Y afirma que reconoce a las personas que sufren este tipo de trastornos con sólo observar su modo de caminar.

—Si, en los casos que está muy acentuado. Por lo general el que está a tratamiento psiquiátrico o de permiso o medicado siempre va con la cabeza hacia abajo y los brazos rectos colgando, es una postura muy habitual. Y aparte está la mirada y varios indicadores más, incluso la forma de hablar pero es una percepción personal, como un flash que me entra.

—Trabaja usted en la seguridad privada ¿cuáles son los temas que más les consultan?

—La seguridad privada afecta a muchos ámbitos, desde custodia de edificios a bienes, personas etc. También por ejemplo centros psiquiátricos, como me asignaron a mi y te encuentras con pacientes con los que entablas una conversación y en este libro me he introducido en su mente, que para mi ha sido lo más difícil, separar cordura de ese sentimiento que experimentan, para saber qué sienten. ¿Quién no ha pensado alguna vez “si lo cojo lo mato”? Pero son pensamientos que nunca se realizan y ahí está la diferencia, nos separa de ellos la cordura.

—¿Cree que se incrementarán los índices de criminalidad?

—Totalmente y además hay quien comete delitos sólo para poder salir en un periódico: estamos hablando de un crimen de rebajas, de un saldo. Independientemente de la psicopatía que tengan alardean de “es que soy el que más gente ha matado de España”, “soy un personaje”. Y a esas personas lo que hay que hacer es no darles cobertura.

—¿Qué opina de un caso como el de Miguel Carcaño, acusado de la muerte de Marta del Castillo?

—Está claro también: supuestamente sufrió un rechazo de ella y se dijo eso de “o para mi o para nadie” y “no me vas a dejar en evidencia”. Y volvemos a lo de siempre, es una necesidad de poder, del ego, del yo. Él se puede decantar por una opción o por otra y decide matarla, además en este caso con ensañamiento, de modo que siempre hay una causa-efecto. Y, desde luego, no sólo creo que los casos de crímenes irán en aumento sino que llegará un momento en que realmente no sepamos a quien tenemos al lado, porque esta es gente que después hace una vida normal y viven con ello, una sangre fría tremenda. La Policía debe asegurarse de esa psicopatía porque la criminalidad es consciente del acto y la demencia no, a veces se aplica la atenuante de una demencia para salvar una criminalidad.