Hijo de un coronel, José María Fernández Ladreda fue militar y llegó a comandante, pero su verdadera proyección la conseguiría en la actividad industrial y, especialmente, en la carrera política: ya durante la dictadura de Primo de Rivera llegó a ser alcalde y en 1933 obtiene el acta de diputado. Ese día juró fidelidad a las cortes republicanas, voto que revisó oportunamente ya el mismo 19 de julio de 1936 cuando da todo su apoyo al alzamiento y lo hace en plena plaza militar de Oviedo.

Arranca así una carrera ascendente que lo llevará a organizar en los siguientes meses las llamadas "compañías de voluntarios de Oviedo" y a prestar servicios al coronel Aranda, unos "trabajos" que el régimen recompensará generosamente al industrial, de modo que sólo unos años después esta condición de rico empresario lo llevará hasta encabezar el Ministerio de Obras Públicas.

Y es a partir de ese 1945 cuando el nombre de José María Fernández Ladreda se multiplica en decenas de calles españolas, muy especialmente asturianas y gallegas.

¿Por qué un político mediocre en tanto nomenclátor local? Lo explican las Asociaciones de la Memoria asturianas: "El motivo está en el periodo histórico, un momento en el que el halago al ministro de turno era el mecanismo habitual para conseguir las inversiones más imprescindibles en un país sumido en la miseria de la postguerra".

A mayores, los historiadores convienen en que "gustaba especialmente de esta deferencia, en esa época otros ministros tenían una proyección idéntica y su nombre no figura en tantas calles, por lo que la hipótesis de trabajo es que dejaba caer a los respectivos alcaldes que ese reconocimiento será un paso muy positivo para conseguir la obra solicitada, era un procedimiento no excesivamente raro en el franquismo".

Y si de algo había dado muestras Fernández Ladreda es de conocer bien el mecanismo del Régimen. Consultado por este periódico, el reciente Premio da Crítica 2010 y comisario de la exposición Memorial da Liberdade, Enrique Acuña, explica que "o que xa poden probar os historiadores asturianos e no que se basea a retirada do seu nome ás rúas e avenidas é non só que fose un destacado membro do franquismo senón que formou parte do aparato de represión dentro dos tribunais militares, desempeñando o posto de vocal no consello de guerra sumarísimo de oficiales xerais, que se encargaba de xulgar aos militares que durante a guerra permaneceron leais á República".

Pero igual que llegó los reconocimientos (acumuló una ingente cantidad de condecoraciones, distinciones civiles, militares o científicas y todo tipo de nombramientos) se desvanecieron. Los primeros en cuestionar tanta alabanza fueron los municipios asturianos, que mayoritariamente optaron a partir de 1979 por retirar su nombre de las calles.

El ejemplo más reciente es Candás, en quien se fijan las asociaciones de la Memoria Histórica de Pontevedra para reclamar al ayuntamiento que actualice el nomenclátor local y retire el nombre de Fernández Ladreda.

Señalan que "las localidades asturianas convinieron en que esa denominación oficial de calle o avenida de Fernández Ladreda es una manifesta exaltación personal de la sublevación militar, la guerra civil y la represión de la ditadura, conforme a lo indicado en el artículo 15 de la Ley".