Cuando Eloy Velasco (Bilbao, 1963) ingresó en la carrera judicial hace 31 años, los hechos más complejos que podía resolver eran los casos de "sexo y sangre". "Junto a esos delitos propios del ADN humano que desgraciadamente siempre se van a mantener, hoy en día evolucionan cada vez más los delitos económicos, informáticos, de crimen organizado y con componentes transnacionales". El magistrado de la Sala de Apelación de la Audiencia Nacional, que cuando dirigía el juzgado central de Instrucción 6 dictaba él solo 370 órdenes europeas de detención al año, estuvo ayer en una jornada del Colegio de Abogados de Ourense sobre la investigación tecnológica.

- Es doctor en Derecho con una tesis titulada "Delincuencia a través de Internet y nuevas tecnologías: aspectos procesales". A los abogados de Ourense les habla hoy [por ayer] sobre los medios tecnológicos de una investigación.

- En la actualidad existe una amplia regulación sobre pinchazos telefónicos, interceptaciones de mensajes SMS y wasap, y geolocalizaciones. Nos permite poner micrófonos y cámaras ocultos, robotizar un ordenador o utilizar la figura del agente encubierto virtual para infiltrarse en las redes. Se han mejorado mucho las técnicas para investigar.

- ¿Sin estos medios sería imposible descubrir algunos delitos?

- Hace 30 años la prueba estrella en los juzgados era la declaración. Los investigados pueden mentir, engañar o intentar despistar, pero los rastros tecnológicos no. Frente a la rigurosidad de la ciencia, buscar pruebas más anticuadas no tendría sentido.

- ¿Están sometidos a la injerencia política? ¿Hay presiones?

- El poder es expansivo y el político, más que otros. Cuando alguien investiga algo que no viene bien a una estructura política, siempre por derecha o por izquierda, y de manera sibilina, llegan expresiones de presión de una manera intermediada, no directa. Pero los jueces somos perfectos profesionales que no tenemos que dejarnos influir si llevamos casos así. Si tenemos presiones debemos neutralizarlas y no dejar que afecten a las decisiones. Somos un cuerpo que no nos hemos dejado arrastrar ni por populismos ni por las presiones externas.

- ¿Se sienten muy expuestos a la crítica de la opinión pública?

- La crítica, también a los jueces, es absolutamente necesaria. Si nadie te critica no sabes qué estás haciendo mal, y eso podría llevar al conformismo. Es uno de los mejores caminos para mejorar y evolucionar, igual que la libertad de expresión. Quizás, como hoy hay más situaciones de protagonismo de jueces en un momento en que la política ha bajado mucho de perfil, ahora somos un colectivo más sujeto a la crítica. Siempre que sea educada es positiva.

- En los juzgados territoriales hay quejas sobre falta de medios para investigar delitos complejos.

- Sería necesario contar con peritos contables y economistas como asesores de los propios jueces, o expertos en las tecnologías. En los órganos centrales tenemos la suerte de contar con cuerpos policiales de élite, como la UCO o la UDEF, que tienen medios y capacidad para aportar pruebas técnicas.

- ¿Cuál es el delito más difícil de investigar en la actualidad?

- El que más me ocupaba últimamente era el de blanqueo de capitales. Una manera de combatir a los delincuentes económicos es acosándolos por parte del Estado y de la Policía para que no disfruten el botín. Como el dinero no tiene la mancha sangre, hay quien se sorprende mucho ante investigaciones económicas.

- Fue instructor de la trama Púnica . El goteo de casos de corrupción continúa. ¿Qué es necesario para que España extirpe esta lacra?

- Poco a poco vamos evolucionando al derecho transnacional y nos tenemos que poner de acuerdo los jueces internacionales. Europa está haciendo cosas que tenemos que implementar pronto para mejorar la lucha contra la corrupción, como la directiva que va a eliminar las represalias a los colaboradores de la justicia. Además, está habiendo un despliegue de investigaciones contra la corrupción entre empresas y particulares, en el deporte, las apuestas deportivas o el dopaje.