Canes que han sido víctimas de abandono y maltrato y se encuentran acogidos en la protectora de animales Adóptame Allariz y adolescentes que cumplen su condena en centros de menores, después de trayectorias vitales tan cortas, como difíciles. Ambas vidas han confluido en un proyecto pionero, que se está desarrollando en los centros de menores de Montefiz y Monteledo, donde la psicopedagoga e investigadora gallega Bárbara Paredes, realiza una tesis en la que quiere demostrar los efectos terapéuticos que supone adiestrar y cuidar a u un animal, en estos casos perros en acogida, para apoyar la reinserción de esos niños, 18 jóvenes en total que participan en el proyecto. La mayoría son menores de edad, otros iniciaron su internamiento por medida judicial tras la comisión de un delito siendo menores y deben cumplirla aún cuando superen los 18 años.

La experiencia "está empezando a dar sus frutos; son jóvenes mucha veces desmotivados, y el hecho de tener que cuidar, adiestrar y ocuparse de la higiene de los perros, para que estos estén preparados para pasar a manos de un futuro adoptante, crea un tipo de vínculo y una disciplina muy valiosa para ambos", explica Bárbara Paredes.

Esta psicopedagoga del Grupo de Medicina Xenómica de la Fundación Ramón Domínguez, comenzó haciendo un máster sobre animales, criminalidad e intervención de menores en la Universidad de Granada, que entusiasmó al tribunal.

Ellos la animaron a convertirlo en tesis de carrera, algo que fue posible tras conseguir ayuda de la Fundación Barrié y colaboración de la canina Meu Can y el refugio Adóptame Allariz.

"La tesis me ha permitido empezar a demostrar de forma empírica que los animales nos ofrecen a las personas un vínculo primario, que luego mejora nuestra relación con otras personas".Además, "me basé para proponerlo, en la realidad de España, que es uno de los países con tasas más altas de abandono de animales".

Tú me educas, yo te mimo

Ahí es donde aparecen Lía, Terra, Zampán, Xeixo, Golfo y Rolo: los perros del refugio Adóptame Allariz, la mayoría podencos que fueron abandonados a su suerte por los cazadores, y que están participando en ese programa de afectos bidireccional: tú me adiestras, yo te mimo.

"En el mes de mayo comenzamos la tesis y a finales de febrero terminará el trabajo que estamos haciendo con los jóvenes; en unos casos menores que pueden salir y se trasladan al lugar donde se realizan esa terapias y cursos de adiestramiento de los perros, y en otros casos llevamos a los animales hasta los centros de menores pues se trata de internos que no pueden abandonar el recinto", apunta Bárbara.

Los primeros resultados "nos están demostrando que se ha creado un vínculo en ese proceso positivo para ambos, pero en especial para los cuidadores y educadores de los perros, que son esos menores, la mayoría jóvenes, con un bajo nivel de frustración, pero que aprenden a tener paciencia a controlar, pues a un perro no se le adiestra y educa en un día; hay que hacerlo con constancia", indica la investigadora.

La Fundación Barrié realiza además programas con adultos en el ámbito penitenciario y para la reinserción de personas privadas de libertad. Mediante la colaboración con instituciones penitenciarias y entidades especializadas en procesos de reinserción social, apoya la realización de actividades terapéuticas, ocupacionales, educativas, recreativas,entre otras. También intenta facilitar y mejorar los procesos de reeducación y reincorporación social de quienes se encuentran en situación de exclusión o marginación.

En esta línea, la Fundación apoya, en el marco de sendos acuerdos con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dos programas específicos en los centros penitenciarios gallegos.