Cristina de Castro (delegada diocesana del Apostolado del Mar y portavoz de la asociación Stella Maris en Vigo) y María del Carmen Grobas (responsable de la Asociación Rosa dos Ventos) están en plena mudanza a su nueva oficina en Portocultura. A sus 82 años y desde los 20 ayudando a los marineros, De Castro valora la concesión de esta oficina como "un regalo del cielo". "Estamos encantados", enfatiza. El cambio con respecto a la anterior sede en los soportales de Beiramar -propiedad del Puerto- "es impresionante". "Podremos atender en condiciones a los marineros y hasta ofrecerles un teléfono para que llamen a las familias", apunta, aunque aclara que todavía están definiendo los servicios. "Aparte de que estás más cerca del puerto, y hasta con despacho. Me faltan palabras de agradecimiento a López Veiga", subraya.

Inspectora en Galicia y Asturias de la sección marítima de la Federación Internacional de Trabajadores de Transporte (ITF), Luz Baz ocupará la otra oficina de Portocultura destinada al servicio de asesoramiento a los marineros. "Hace tiempo que trabajo en una oficina en Vigo pero llegué a atender a las personas en cafeterías. Así que esto me facilitará mucho la tarea sobre todo por su cercanía al puerto", explica. Como también admite el presidente de la Autoridad Portuaria, Baz recuerda que el Convenio de Trabajo Marítimo de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) de 2013 habla de la obligatoriedad por parte de la Administración de facilitar centros dirigidos al bienestar del marino. La actividad de Baz va dirigida sobre todo a las tripulaciones extranjeras, a las que ayuda y aconseja sobre sus condiciones sociolaborales.