La Audiencia Provincial celebró ayer el juicio contra R.R.R., el hombre acusado de estampar un huevo en la cara al concejal y líder de Democracia Ourensana, Gonzalo Pérez Jácome, cuando salía de un pleno municipal en el que pidió recortar la financiación pública a la Banda de Música Municipal. El primer intento de resolver el asunto ante un tribunal fue anulado en abril de 2016 al resolver la entonces titular del Juzgado de lo Penal Dos de Ourense que los hechos encajan con un posible delito agravado de atentado por ser la víctima un cargo público en el ejercicio de sus funciones. En un supuesto así, la competencia de dictar sentencia corresponde a la Audiencia. El juicio, que ya se había celebrado, fue anulado.

Y al igual que había ocurrido en el primer intento en el Penal, el acusado tampoco compareció ayer ante el tribunal renunciando a prestar declaración . Su ausencia está amparada por la ley ya que la pena solicitada no excede de los dos años de prisión, si bien el investigado elude de esta manera sentarse en el banquillo de los acusados.

La Fiscalía mantuvo la misma petición que en el primer juicio: dos años de prisión y multa de 1.080 euros por el delito de atentado contra la autoridad, y 180 euros por un delito leve de lesiones. La defensa admite la lesión leve causada por el "huevazo" que el acusado reconoció haber lanzado a Pérez Jácome el 10 de abril de 2015, pero no el atentado ya que insiste en que R.R.R., que reside en la localidad pontevedresa de Oia, desconocía que este era concejal en el ayuntamiento ourensano. Jácome tampoco le conocía a él pero después supo que era músico pero no integrante de la banda municipal: "Lo trajeron de Pontevedra para que no lo conociera", dijo, y apuntó, vinculándolo a la agrupación, que "la primera llamada que hizo desde Comisaría fue a la Banda Municipal".

Ante la incomparecencia del acusado, la fiscal propuso que se tuviese en cuenta como prueba la declaración que este prestó en la fase de instrucción, a la que se dio lectura en el acto de juicio. Ya entonces R.R.R. admitió que le lanzó un huevo a Jácome desde una distancia muy corta pero sin llegar a tocarle, negando haberle golpeado con la mano en la cara tal y como describió el edil desde un primer momento. Ayer volvió a repetirlo ante el tribunal de la Audiencia en calidad de testigo: "Se estaba celebrando un pleno en el que mi partido pedía recortar el gasto para la banda de música porque nos parecía excesivo; después salí cinco minutos y cuando iba andando por la Praza Maior con tres personas noté un puñetazo tremendo en la cara y alguien que decía 'ahí te queda eso' mientras salía corriendo", relató el concejal.

Precisó que ni siquiera fue consciente de que le habían estampado un huevo en la cara. Se dio cuenta más tarde, cuando después de echar a correr detrás del individuo y lograr que se detuviese en la parte baja de la Alameda notó algo en el oído y al llevarse la mano vio "algo amarillo". El problema, dijo Jácome, "no fue solo que me aplastase el huevo en la cara, el problema fue el golpe físico; el puñetazo que me dio me hizo torcer la cara y eso no pasa si te tiran un huevo".

En contra de lo alegado por el acusado, que dijo que no llegó a tocar al edil, uno de los testigos que presenció el hecho afirma que vio llegar a un chico corriendo con un huevo y darle "con la mano en la cara" a Jácome "salpicando a los que estábamos allí". Un segundo testigo indicó que sintió "un petardazo" y al mirar hacia atrás vio al edil "con la mano en la cara y a un chico que sale corriendo".

La fiscal sostiene que la declaración del acusado reconociendo que lanzó un huevo y la persistencia de la víctima que ha mantenido el mismo relato en todo el proceso es prueba de cargo suficiente. Insiste, además, que R. sabía que Jácome era concejal y que la agresión "fue motivada por una actuación política por parte del concejal" por su postura de rebajar la financiación pública a la Banda de Música Municipal.

Al contrario, la defensa mantiene que el acusado conoció a posteriori la condición de concejal de la víctima y precisa que le lanzó un huevo pero no llegó a darle el manotazo. La letrada solicitó que, en caso de condena por atentado, se imponga la pena mínima. Argumenta que el acusado se detuvo voluntariamente para hablar con Jácome y planteó también una atenuante por dilaciones indebidas en la resolución del proceso judicial.

Además de la pena de prisión y multa, la fiscal solicita que el acusado indemnice a Jácome con 1.060 euros por lo días que estuvo impedido y la hipoacusia mínima que le restó como secuela.