La Confederación Hidrográfica Miño-Sil decidirá en la reunión que celebrará la oficina técnica el día 1 de septiembre si declara la alerta por sequía, tras un año con un 40% menos de lluvia. La medida podría suponer restricciones de la utilización de agua para usos que no sean considerados prioritarios.

El presidente del organismo de cuenca, Francisco Marín, indicó que confía que finalmente no se establezca una situación de alerta por sequía, ya que a pesar de las carencias que están sufriendo algunos municipios, los niveles aún "se mantienen aceptables, debido, sobre todo, a las altísimas precipitaciones que se registraron en 2016".

En el caso de que la CHMS decretase la situación de alerta por sequía, considera que no tendría que suponer "excesivos inconvenientes, más allá de los que ya se han comenzado a registrar" en algunos municipios, con cortes puntuales o un mayor control del agua en la limpieza de vías o en el riego. "En septiembre los cultivos han completado ciclo y ya casi no precisan agua, por lo que la situación en cuanto a esto no sería muy significativa, y en cuanto al abastecimiento, está asegurado, aunque puede haber problemas en algunos ayuntamientos que tendrán que recurrir a camiones cisterna". El trasiego de camiones cisterna con agua ya ha comenzado en algunos municipios, como Petín, Xinzo de Limia, Os Blancos y Vilardevós. Esta situación no deriva solo de la falta de lluvia, influyen otros factores, como el incremento de la población en verano y el bajo rendimiento de algunos acuíferos.