No defraudo, en todos los sentidos. La Batalla de Flores, que se celebró ayer, y que es uno de los platos fuertes de las fiestas mayores de la ciudad, volvió a congregar a multitud de ourensanos, sobre todo niños, en las céntricas calles por donde realizaron el recorrido las nueve carrozas, con diferentes y peculiares adornos, grupos de animación y charangas. Y eso que el inicio no fue el esperado, por cambios de salida en el itinerario previsto, con cierto despiste de los asistentes. Y que decir de los monumentales atascos que se formaron en determinadas vías, colapsadas totalmente.

Pero con esos y otros avatares, la Batalla de Flores volvió a recuperar un protagonismo que se había menguado en los últimos años. El objetivo en la edición de ayer era recuperar el espíritu tradicional y, como novedad, como proclamó en su momento la concejal de Cultura, Belén Iglesias. La modificación del recorrido, que tenía previsto salir de la parte baja de la Alameda, no pudo ser ante la imposibilidad de sacar los vehículos que se encontraban en esa zona. Salvada esa incidencia, las carrozas, algunas de ellas con patrocinador incluido, recorrían la travesía de Progreso, para girar en la glorieta de Concepción Arenal, para volver de nuevo.

Pero lo importante para la edil de Cultura es que se recuperó la esencia de la Batalla de las Flores, que era una de las actividades más queridas de las fiestas del Corpus, que finalizaba con esa "guerra" de confeti entre las carrozas participantes, compartida con el público que asistió y que de nuevo disfrutó al ritmo de claxon presente en los aledaños.

El colorido y la vistosidad de las carrozas cautivaron a los más pequeños, que no dudaron en acercarse para recoger caramelos y el confeti que lanzaban a la gente las moradoras de casa con niñas, oasis con elefantes y flores.

Un día de luz después de que regresase el año pasado, previo paso de las tinieblas de ausencia al no organizarse los dos años anteriores. De ahí que la respuesta de los ourensanos fuese masiva para poder disfrutar de uno de los eventos que forman parte de la esencia misma de las fiestas de la ciudad. Con el bullicio propio de las fiestas, con diferentes actos en otros lugares de las ciudad, sobre todo en el casco histórico y en la Plaza Mayor, con el protagonismo de las feria histórica y conciertos.

Así, el cuarteto De Vacas, con sus versionados de grandes y legendarios del pop, fue la avanzadilla del concierto pop rock de The Wallas en la Plaza do Ferro. De nuevo se llenó la Plaza Mayor para ver en directos a Jhon Asiom Band y, como no, al esperado Carlos Jean, que se forjo una fama de DJ que le convierte en una atracción festiva. El otro punto de encuentro musical fue el Jardín del Posío, en donde se celebró la décima edición del Ourense Dance, que ya forma parte de la programación de las fiestas mayores.