Adriana Domínguez, miembro del consejo de administración de Adolfo Domínguez, compartió ayer un desayuno en la tienda de la firma textil en la avenida de la Habana con miembros de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Ourense. En este encuentro, hizo un detenido repaso por los cuarenta años de historia de la firma, desde el primer nombre comercial de "El Faro" hasta su expansión internacional como Adolfo Domínguez, su etapa dorada y el "tsunami" de la crisis, con cierres y despidos, hasta el momento actual en el que los dueños del eslogan "la arruga es bella" empiezan a ver "un momento de "oxigenación" , señaló.

El imperio Domínguez no solo "no se arruga", jugando con su histórico eslogan publicitario, sino que "la empresa vive un período de efervescencia y oxigenación que necesitábamos de verdad y los equipos de siempre son los que la están haciendo volver a crecer', afirma la propia Adriana Domínguez.

Este desayuno con empresarios de AJE , fue uno de s escasos encuentros en los que la familia Domínguez, permiten el acceso de las cámaras. Pero se trataba de contar desde el ejemplo de los "grandes" de la empresa en este caso de moda, con sus aciertos y desaciertos, lecciones magistrales para estos jóvenes empresarios de AJE participantes en el encuentro, entre ellos su presidente Lois Babarro.

En este desayuno cuya mesa se desplegó entre prendas y bolsos de la factoría Domínguez, Adriana una de las tres hijas del modisto vinculadas también a la empresa, fue relatando primero desde las nostalgia, la historia del abuelo, aquel gallego de Ourense que a su regreso de la emigración en Barcelona montó el primer germen de lo que sería luego el imperio textil la tienda de ropa "El Faro".

Y la arruga llegó a Miami

En su detenido relato no faltaron las anécdotas, así como el despegue de la empresa, con la apertura de las tiendas fuera de Galicia, en Madrid, París y Londres.

Pero fue en los años 80 cuando un estilista de la serie Corrupción en Miami se fijó en esa línea de hombres con la que la firma Adolfo Domínguez marcó tendencia, con sus trajes de líneas sueltas en linos y otros tejidos naturales que imponían la belleza de la arruga sobre la tiranía de la plancha. Y los protagonistas de aquella serie de éxito internacional lucieron estos trajes diseñados Ourense.

No faltó el relato de la primera colección de mujer en 1986, el incendio de la fábrica de San Cibrao en 1991, o la salida a bolsa en el 97 fueron algunos hechos significativos que también repasó la directiva antes de completar su relato con la actualidad de la empresa y los últimos cambios.

Vuelta a los orígenes

Hoy, una década después del comienzo de la crisis, Adolfo Domínguez presenta una situación completamente distinta, fruto de decisiones tomadas en el último año, un período que ha resultado ser el de la vuelta al origen de la marca con un nuevo equipo de dirección y la recentralización de buena parte de los departamentos que se habían desplazado fuera de Galicia, en la sede central de San Cibrao das Viñas.

Todo esto coincide con un reposicionamiento de las tiendas, tanto en la ubicación como en el diseño que se ha materializado con ha sido la apertura de una nueva serie de tiendas con espacios más abiertos y luminosos, de unos 200 metros cuadrados. El primer establecimiento de este nuevo concepto de tiendas se ha inaugurado ya en Santander, y continuará con aperturas próximamente en Vigo, Santiago de Compostela y Palma de Mallorca.

En la actualidad la conciencia ecológica de la compañía para minimizar el impacto en el medio ambiente, indicó es uno de sus signos. Vencida la época de crisis, fueron el regreso de los orígenes, lo que permitido que en la actualidad, señaló Adolfo Domínguez tenga empleadas a 1.405 profesionales y cuenta con 511 tiendas repartidas en 31 países. España es el principal mercado de la firma seguido por México, que encabeza una expansión internacional que alcanza ya el 31% de la facturación.

Adriana Domínguez se convertía así en este encuentro con AJE Ourense en la tercera generación de un imperio que sigue adaptándose al signo de los tiempos, y cuyo ejemplo supuso además una experiencia vital para los jóvenes empresarios de AJE.