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"Ahora el mínimo ruido nos quita el sueño"

Tania Salgado y su madre son las últimas víctimas, por ahora, de una oleada de quince robos a viviendas en una urbanización de Pereiro de Aguiar, uno de los municipios más castigados

Vista parcial de la urbanización de Monterrei en Pereiro de Aguiar afectada por los últimos robos. // Iñaki Osorio

Buscaban un lugar idílico para vivir, a cinco minutos de la ciudad, bien comunicado, pero con la tranquilidad que supone una casa con vistas, el canto de los pájaros como despertador y la seguridad que brinda estar rodeados de más de 200 vecinos de otros tantos chalets. Pero una oleada de robos, quince en los últimos meses solo en esta urbanización de Pereiro de Aguiar, está cambiando el modo de vida de muchos de estos vecinos. Ya nada es igual después de haber sufrido un asalto en su vivienda.

"Estamos encantados de poder vivir en una casa en las afueras, pero si no se toman medias, si no hay más vigilancia la gente acabará marchando. Ya hay algún vecino que ha puesto su casa en venta", explica Tania Salgado.

En esta urbanización de Monterrei en la que vive habrá una reunión el próximo miércoles. Está prevista la presencia del teniente de alcalde del Concello de Pereiro, Manuel Doval. "Vamos a estudiar medidas de prevención, ver qué se puede hacer, pero tiene que haber una auto vigilancia, hay medidas que los entendidos en seguridad conocen y que se le van a proponer en ese encuentro", afirma. "Pero lo fundamental es llamar siempre a la Guardia Civil cuando vean gente desconocida, pues si vienen a zonas como estas, es porque saben que puede haber joyas o dinero", explica el teniente de alcalde.

"Creo que nos vigilaban"

Para Tania "está claro que el autor o autores nos vigilaban; que tenían que saber que ese día había salido con mi madre para distraerla y que, como todos en casa somos autónomos, podría haber dinero, pues en concreto teníamos varias miles de euros ese día, porque teníamos que hacer pagos en metálico en una feria para adquirir ropa para uno de nuestros comercios", explica.

Ella fue la que presentó la denuncia por robo en el puesto de la Guardia Civil de Esgos. Fueron en total 23.000 euros sustraídos que tenían repartidos en distintos lugares del dormitorio, en álbumes de fotos, en medio de un cuadro, así como un importante número de joyas de la familia, cuyo valor está por calcular.

Su madre, Carmen, es la principal víctima emocional del robo pues "es cierto que no fue solo una pérdida material, sino sentimental pues entre los objetos sustraídos había joyas que tenían un enorme valor para mí, recuerdos de mi padre o de mi esposo, que ya no están, recuerdos que no tienen precio", cuenta Carmen emocionada.

Al parecer el día anterior por la noche, cuando se encontraba en la casa con su otra hija menor de edad, "oímos ruidos fuertes en el piso superior. Pensamos que había caído un cuadro de la pared. La niña se asustó, pero al subir no vi nada raro. Tengo la sensación de que pudieron huir al ver que encendía toda las luces y había gente en la casa. Fue el primer intento".

El mismo día en el que se produjo este robo y creen que, el mismo ladrón o ladrones, entraron en la casa de otro vecino aprovechando su ausencia. En este caso al acceder por la parte posterior y entrar a la casa rompieron una mesa de cristal. Quedaron restos de sangre del asaltante.

Encontrar al ladrón de cara

Otros vecinos como Antonio López, padre de dos hijos de corta edad sufrió hace apenas un mes otro susto. "Estaba haciendo unas tareas en una caseta del jardín, entré cinco minutos a casa a buscar algo, y fue el tiempo que aprovecharon para romper las bridas de un cierre vegetal de la finca y saltar al interior, pensado que no había nadie" . Cuando Antonio salió de nuevo al jardín, "me giré y me encontré de cara con un hombre joven, delgado y no muy alto con la cabeza cubierta con una capucha. Al verme escapó corriendo. Lo perseguí, pero había un coche fuera esperándolo. Está claro que no contaba conmigo ese día".

Antonio afirma que "lo único que me preocupó siempre es no encontrarme dentro de casa y con los niños a los ladrones. Ese día por suerte estaba solo en casa y no llegaron a entrar".

Iratxe García, vecina de otra de las viviendas de la urbanización, reconoce que las administraciones "tienen que poner medios para proteger a los vecinos, lo primero más iluminación pública en la zona". A ella ya le entraron a robar en el garaje, y se llevaron una de las cajas de la mudanza de su madre, la que tenía las joyas.

Asegura que, como otros vecinos "llevamos años viendo a un hombre, dentro de un coche de alta gama, que se queda en la zona durante horas. Cada vez que lo veo llamo a la Guardia Civil. Al parecer no tiene antecedentes, pero estoy convencida de que puede ser uno de los que dan datos a los ladrones que luego entran las viviendas. ¿Por qué no los vigilan?", se pregunta.

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