La tierra tembló de madrugada en Vilar de Santos (894 habitantes) sin estremecer a los vecinos. Muchos ni se despertaron. Algunos, sobresaltados y en duermevela, decidieron no darle importancia. Hay quien sí percibió el temblor de 3,1 grados en la escala de Richter y con un epicentro situado a 15 kilómetros de profundidad; una sacudida que se hizo notar aunque fue pasajera. "La mayoría de los vecinos no se enteraron, pero quienes sí hablan de un ruido fuerte en las ventanas que duró 2 o 3 segundos. No hubo daños ni a nadie le pasó nada", aseguraba ayer Xan Jardón, alcalde de esta localidad de A Limia situada a unos 40 kilómetros de la capital.

Los testimonios sí son unánimes para contradecir a la fuente oficial. El Instituto Geográfico Nacional, un organismo dependiente del Ministerio de Fomento, registró el temblor de Vilar de Santos a las 3 horas de la madrugada del martes al miércoles. Según los vecinos que lo notaron, el temblor ocurrió alrededor de las 5 de la madrugada. "No es habitual", afirma Xan Jardón, que esta zona ourensana registre movimientos de tierra, aunque sean leves. El regidor recuerda únicamente un precedente, registrado hace varios años.

El sismo pasó desapercibido por el bar cultura del pueblo, "A Arca de Noé", inmersa en su propia algarabía la pasada madrugada. La taberna, un polo de frenética programación cultural en medio del rural, celebró una foliada con más de una veintena de músicos, por lo que bastaba el ruido propio como para percibir cualquier otro ajeno. Al bar llegaron convecinos que sintieron el terremoto como si fuera un "golpe" . "Alguno se despertó y otros pensaron que podía ser un terremoto, pero decidieron no avisar a la pareja", contaban en A Arca. Estudios geológicos al margen, en la taberna tienen una teoría: "Creemos que la causa fue nuestra foliada".