El escultor Acisclo Manzano tiene una faceta que no es demasiado conocida por el gran público, a pesar de que la realiza desde los 12 años y las piezas que produce permanecen a la vista de todos, en la catedral de Ourense, en iglesias, museos, pasillos de las casas, habitaciones, hornos de pan, restaurantes, colgados en cadenas y en los bolsillos de algunas personas. Se trata de los Cristos que hace de madera, barro, bronce, plata y oro, para regalarle a sus amigos y sobre todo a personas que lo necesitan, que le atribuyen poderes para curar enfermedades, aprobar exámenes, conseguir puestos de trabajo, incluso políticos que intentan ganar las elecciones y para enamorados.

Entre los famosos que recurrieron a los Cristos de Acisclo Manzano, figuran los ya desaparecidos expresidente del Parlamento Galego, Víctorino Núñez, y el pintor Xaime Quessada Porto. También tienen Cristos de Acisclo, el propietario del Hotel Araguaney de Santiago, que cuenta con una suite dedicada al artista con seis piezas de su autoría, y el titular del restaurante Chocolate, junto a otras muchas personas particulares, que no son conocidas o desean permanecer en el anonimato.

Acisclo Manzano hizo miles de Cristos "milagreiros" a lo largo de su vida. A los doce años, los confeccionaba pequeñitos, de sobremesa, en una sola pieza de madera. A los 18 años hizo el Cristo de la iglesia de Montealegre. A los veinte años elaboró el Cristo que estuvo en una iglesia de Santa Teresita, que ahora se encuentra en el Palacio Episcopal. Poco después de los veinte años hizo el que se encuentra en la Capela das Neves de la Catedral de Ourense, de madera. En los años sesenta elaboró varios Cristos con Buciños. En el año 1997 hizo su último Cristo grande de aluminio, un relieve de 3 metros por 1,50, que se encuentra en el Auditorio de Ourense. Representa los Cristos "milagreiros" pequeños que regala el escultor, para ayudar a curar enfermedades y que les dan suerte a las personas que los llevan, cuando se encuentran ante un reto importante en su vida. Con cierta humildad, el propio artista reconoce que "no valen para que a uno le toque la lotería, porque en ese caso ya estaría yo millonario".

En la iglesia de Corpiño, hay dos Cristos de Acisclo Manzano de unos cincuenta centímetros de alto, a los que la gente les pasa la mano para pedir favores.

El Cristo que se encuentra en la Capela das Neves de la Catedral de Ourense, había sido prohibido por el obispo Ángel Temiño, pero lo recuperó el prelado Carlos Osoro Sierra. Un día le dijo al artista: "Yo ahora me confieso en la Capela das Neves, donde está su Cristo, y ¿sabe usted y la devoción que me da?". Curiosamente, Temiño está enterrado en esa misma capilla, bajo el Cristo que había rechazado.

Acisclo Manzano nunca cobra sus Cristos, porque si no pierden sus poderes, "no trabajan". Y cuando alguna persona le dice que ha perdido el Cristo, el escultor le pregunta si le ha concedido la gracia que había pedido. Al indicarle que "sí", replica: "Ahora ha ido a ayudarle a otra persona".

Acisclo Manzano tiene previsto hacer una exposición de Cristos en una capilla de Cea, donde tiene una de sus piezas, como un atractivo más del Camino de Santiago.