Uno de los 4 agentes investigados en el caso que pone el foco a la Comisaría de Policía Nacional de Ourense defendió ayer ante al juez la actuación de la unidad desmantelada por Asuntos Internos después de un año de pesquisas iniciadas con la desaparición sin resolver de 6 pistolas. El agente niega que los confidentes que daban información a la unidad hubieran recibido un trato favorable o información prohibida, como sostienen los agentes de la unidad secreta de Madrid. Los investigadores sospechan que el grupo toleraba su actividad, hacía la vista gorda y daba datos para prevenir vigilancias y hasta informar si eran investigados, a cambio de "chivatazos" sobre operaciones de la competencia que garantizaban alijos.

A los presuntos traficantes y fuentes de información se le incautaron 8,48 kilos de cocaína, hachís y heroína, así como unos 80.000 euros y dos armas ilegales, una del "Tronquito", que no tienen ninguna relación con las que desaparecieron del búnker de Comisaría en dos ocasiones. Ni un gramo ni tampoco indicios de enriquecimiento aparecieron en los domicilios o las taquillas de los dos agentes que fueron detenidos y actualmente están suspendidos de empleo.

El policía interrogado ayer por el juez Leonardo Álvarez admitió haber realizado una consulta de matrículas facilitadas por uno de los tres presuntos traficantes que está en prisión, el apodado "Tronquito". Esta persona aportaba información, no siempre aprovechable según el agente, pero que en algún caso hacía que la unidad hiciera sus comprobaciones. Tras consultar dicha relación -los traficantes querían tener controlados los vehículos, por temor a vigilancias- el funcionario dejó claro que no llegó a comunicar el resultado de la gestión, lo que hubiera supuesto revelar secretos.

El agente fue preguntado por la principal traficante caída, "La Pucha", una histórica de la venta de estupefacientes en la ciudad y la principal fuente del jefe antidroga arrestado en la operación interna. El investigado manifestó que hacer un operativo en su base de operaciones, en Covadonga, el supermercado de la droga de Ourense, requería medios de apoyo de los que carecían. Además, según transmitieron sus superiores -a los que no identificó- tampoco había suficientes indicios. Podía haber rumores de la actividad ilícita de la mujer pero no pruebas.

El principal sindicato de Comisaría, el SUP, ha defendido que la relación con confidentes es habitual e imprescindible para poder conocer actividades de narcotráfico y conseguir alijos y detenciones.

Al programar los interrogatorios se señaló también para ayer la declaración de una compañera de la antigua unidad, también investigada. Su comparecencia se ha pospuesto para enero, junto a las dos testificales pendientes de policías.

Ayer sí que fueron interrogadas tres mujeres detenidas al estallar en noviembre la operación de Asuntos Internos. Entre las comparecientes, la esposa del "Tronquito" -sostuvo que unas supuestas palabras clave que aludirían a calidades de drogas tenían que ver con el aparcamiento que gestionan-, así como una supuesta colaboradora en el tráfico de drogas de la "Pucha" que no reconocía su voz en las escuchas, según fuentes del caso. Ayer también prestó declaración otra supuesta confidente. Ninguna incriminó a los policías investigados.

Por otra parte, la nueva unidad antidroga de la Comisaría -con un nuevo jefe y otros 3 policías asignados- está en fase de adaptación, familiarizándose con el papeleo y los casos sin terminar de sus compañeros.