El presidente de la Xunta ha puesto el último subrayado sobre el problema demográfico con el anuncio de una ayuda de 100 euros por hijo, en una tarjeta familiar concebida para compras para el bebé que deberán acreditarse. Ourense, con más de 2.500 habitantes perdidos en un año como consecuencia de la baja natalidad, también ensaya medidas similares a nivel local para detener una sangría que, año tras año, la consume.

Con cerca de un tercio de población en edad avanzada, la totalidad de los 92 municipios registra un número de fallecimientos que multiplica el de los nuevos vecinos que vienen al mundo. En Vilar de Barrio, por ejemplo, en el último año nació un niño y se contabilizaron 39 defunciones. En Oímbra, por un alumbramiento 22 entierros. Un mal endémico en el rural del que tampoco se libra la capital, mermada por la baja natalidad, con 825 nacimientos y 1.085 defunciones en el último periodo de datos.

En el 100% de los concellos el denominado saldo vegetativo es negativo; las villas, comarcas y aldeas pierden vecinos sin pausa. Solo en un tercio de los municipios ourensanos nacieron más de 5 bebes en un año y en un total de 18 (el 20% de la división provincial), únicamente se registró un alumbramiento. Aquí, aquel axioma de Bob Dylan en la canción "It's all right, Ma (I'm Only Bleeding)" -Quien no está ocupado naciendo está ocupado muriendo- está en realidad mucho más desequilibrado.

Tanto que el saldo entre la vida y la muerte es demoledor en tres ayuntamientos. Gomesende, Lobeira y Pontedeva no tuvieron ningún nacimiento registrado en 2014, la última referencia del Instituto Galego de Estatística (IGE). Aunque el regidor de este último concello, Juan Carlos González, lo puntualice. "En 2014 hubo 2 nacimientos en familias que viven aquí pero no están empadronadas, y en lo que va de año ha habido otros 2 en la misma situación".

Pontedeva, uno de los concellos con menor censo de la provincia (625 habitantes), se devana la cabeza para atraer población, aprovechando su proximidad a la autovía A-52, en mitad de la ruta entre Ourense y Pontevedra. "Nuestras máximas son propiciar puestos de trabajo, ofrecer viviendas a bajo precio y facilitar todo lo posible la instalación de la juventud en el rural".

Subvenciones

El regidor ve "muy positiva" la iniciativa de ayuda a la natalidad anunciada por Núñez Feijóo en el Debate de la Autonomía. En este pequeño municipio de Ourense ya está en vigor una subvención parecida. "Aprobamos 600 euros por cada nacimiento, a percibir en 4 años, como una manera de fomentar el empadronamiento". Pontedeva creó además una ludoteca para niños de 5 a 14 años.

Juan Carlos González (PP) enumera, casi sin respirar, una batería de iniciativas de índole económico y social, convencido de que la suma de varias es la única manera de frenar la sangría. "Hemos ampliado en el PXOM el polígono, con el precio del suelo a 3 euros el metro cuadrado. Hemos dado licencia a una planta logística en la que ya trabajan 5 personas y está previsto que lo hagan más de 20. Está sobre la mesa una solicitud de ampliación de la empresa de biomasa. Además, hemos recuperado las antiguas escuelas unitarias para ofrecer viviendas a alquileres bajos, de 100 a 150 euros. El miércoles aprobaremos el proyecto de una casa piloto, con la intención de llegar a 18 viviendas de categoría mayor".

La estadística dice que en Beariz (1.112 habitantes) solo hubo un nacimiento, y el porqué de vivir en esta zona del rural ourensano lo encarna el propio alcalde. "Yo tengo 3 hijos y elegí vivir aquí, qué mejor ejemplo", dice Manuel Prado (PP). También matiza los datos ya que, "concellos como este, Avión o Boborás, tienen un alto porcentaje de población emigrante cuyos hijos pueden nacer aquí o pueden nacer en México". Beariz también ha practicado medidas para animar a criar hijos allí, como ayudas por cada niño matriculado en el colegio público, actividades culturales y una biblioteca abierta todo el año. Prado también celebra la medida de Feijóo, sin dejar de poner deberes. "Tendría que acompañarse de medidas de apoyo de empleo en el medio rural, que los concellos pequeños podamos tener fondos para contratar desempleados. Además de aligerar gastos al asumir actuaciones que realizan empresas, crear trabajo fijaría población".

Más pesimista y crítico se muestra Aquilino Valencia (PSOE), alcalde de Calvos de Randín (985 habitantes), donde en 2014 hubo 2 bebés y 14 difuntos y cuyo colegio cerró el pasado curso. "El cheque bebé no soluciona absolutamente nada, aquí ofrecemos 1.000 euros por hijo y no ha mejorado la natalidad". "Una apuesta verdadera por el rural sería no desmantelar ayudas para la ganadería, la agricultura y el turismo, fomentar las empresas, y no poner trabas al autónomo".