"Fue a nosotros a los que los seguidores del Oporto nos lanzaron botellas y piedras; no entiendo porque estamos imputados". Así se expresaba a la salida de los juzgados un vigués de 18 años, uno de los celtistas denunciados por la Justicia portuguesa en la investigación por los altercados ocurridos con motivo del partido amistoso que disputaron en julio de 2013 el Celta y el Oporto en el Estadio do Dragao de la ciudad lusa. Portugal solicitó la colaboración de los tribunales de Vigo para tomar declaración en calidad de arguidos -figura del sistema judicial del país vecino similar a la del imputado en España- a 50 seguidores del club vigués. Y los interrogatorios, que se harán de forma escalonada en un calendario que inicialmente contempla 17 jornadas, arrancaron ayer. Los primeros jóvenes citados coincidieron en manifestar que ellos no agredieron a nadie y que los causantes del incidente fueron los aficionados lusos.

La petición de auxilio judicial fue realizada a través de una comisión rogatoria por la 1ª Sección del Departamento de Investigación y Acción Penal de Oporto y tocó por reparto al Juzgado de Instrucción número 1 de Vigo. Cuatro jóvenes que declararon ayer por estos hechos fueron asistidos por el abogado Borxa Colmenero Ferreiro, que manifestó que el despacho en el que trabaja se encargará de la defensa de más imputados en este proceso. "Nosotros defendemos que los celtistas no cometieron ningún delito y que fueron los que resultaron agredidos por los seguidores del Oporto", expuso el letrado.

Antes del encuentro

A aquel partido acudieron cientos de aficionados celtistas: en torno a 800, tanto en autobuses como en coches particulares. Pese a que en su día se relató que el encuentro se vio empañado por el clima de tensión que crearon los grupos radicales de ambos clubes antes, durante y después del encuentro, el letrado concreta que los hechos objeto de investigación por la justicia portuguesa en este proceso se ciñen a un altercado sucedido con anterioridad al encuentro ante el estadio, según se recoge, añade, en el atestado.

Uno de los celtistas que declaró ayer, un vecino de Vigo de 33 años, relató a la salida del interrogatorio que aquel día viajó con varios amigos a Oporto en uno de los autobuses de aficionados. Según su versión, después de comer, cuando llegaron al estadio, "un grupo de personas", seguidores del equipo luso, "empezaron a insultarnos y a arrojarnos cosas". "Yo retrocedí y al momento intervino la Policía portuguesa y nos identificó", añade.

Este joven afirma que él no agredió "a nadie", ni tampoco resultó lesionado en el incidente ocurrido. "Teníamos la entrada y nos entramos en el partido; y al acabar nos fuimos al autobús y nos marchamos sin ningún problema", cuenta. Otro vigués de 18 años que asimismo tuvo que comparecer ayer coincide en el relato. También acudió a aquel encuentro amistoso en autocar con un grupo de amigos. "Fue a nosotros a quienes nos lanzaron objetos; vi botellas y piedras; no entiendo qué hacemos aquí imputados", señala.

El abogado afirma que a los imputados no se les atribuye ningún delito en concreto y que confía en que finalmente se archive la causa al menos contra la mayoría de ellos. Una vez finalicen los interrogatorios, en principio el 28 de julio, el juzgado vigués remitirá las diligencias a Portugal, donde la Fiscalía -que es el organismo que se encarga allí de la instrucción- decidirá si mantiene o sobresee la causa contra los vigueses.

El letrado Borxa Colmenero realizará gestiones con abogados lusos para tratar de averiguar si hay seguidores del Oporto imputados en este mismo proceso, ya que es una información que no les consta en el expediente remitido a los juzgados vigueses.