Mientras escuchaba música con auriculares y practicaba deporte corriendo por la cuneta en O Cumial, en las proximidades del Polígono San Cibrao al que contribuyó a dar pujanza, el empresario Manuel Rodríguez de la Fuente fue alcanzado por un coche descontrolado que acabó, prematuramente a los 46 años de edad, con una vida enfilada al éxito. La sociedad ourensana despidió con quebranto a un líder empresarial considerado como un activo.

El conductor responsable del accidente ocurrido el 4 de mayo de 2010 ha sido condenado en firme tras la revisión del caso por la Audiencia Provincial de Ourense. I.D.S., de 40 años, fue sentenciado a indemnizar a la esposa y a los tres hijos de la víctima con más de 222.000 euros. El tribunal, al igual que dictaminó la juez de Instrucción Número Tres el pasado febrero, responsabiliza al conductor por una falta de imprudencia leve con resultado de muerte.

"Perdí el control del coche en una curva, se me fue de repente, noté un bandazo y no me enteré del atropello hasta que me lo dijeron", explicaba el conductor a FARO horas después del siniestro. I.D.S. se dirigía pasadas las nueve de la noche a su trabajo de turno de noche en una empresa del Polígono San Cibrao.

A las 21,15 horas del 4 de mayo de 2010, en el kilómetro 5,1 de la carretera OU-0513 que discurre entre Rairo y el alto de O Cumial, el presidente de la asociación gestora del principal motor económico de Ourense, entonces gerente de la empresa Cuevas, falleció arrollado por el coche, un Nissan Almera. Rodríguez de la Fuente practicaba footing por el arcén del carril derecho provisto de "vestimenta deportiva que le hacía perfectamente visible al resto de usuarios de la vía", tal y como establece la sentencia.

El empresario nacido en Nogueira de Ramuin utilizaba el teléfono móvil como reproductor de música y llevaba puestos los auriculares, quizás el motivo de que no tuviera margen de maniobra.

El conductor condenado trazó la curva, perdió el control del automóvil y se salió de la vía atropellando a de la Fuente. I.D.S. relató a este periódico después del siniestro mortal que "noté un bandazo inesperado en la parte trasero y, aunque intenté enderezar el vehículo agarrándome fuertemente al volante, no sé qué pasó y no lo pude controlar". El vehículo alcanzó al empresario, que salió despedido varios metros, y terminó empotrándose contra un muro y volcando. "Incluso el conductor del coche que venía detrás de mí me dijo que, en vez de frenar aceleré. Estaba tan nervioso que no supe lo que hacía. Ni por un momento me imaginé que me había llevado a alguien por delante y, es más, no lo supe hasta que me lo dijeron los agentes de la Guardia Civil de Tráfico y los servicios sanitarios", afirmaba en su conversación con este diario.

La sentencia de primera instancia que la Audiencia ha convertido en inapelable obliga, además, al infractor a pagar una multa de 540 euros por los hechos catalogados como falta.

No podrá conducir durante tres meses y deberá hacer frente a las indemnizaciones, con responsabilidad civil directa de su compañía de seguros. El fallo fija una cantidad de 145.300 euros para la viuda y dos hijas gemelas, que en el momento del accidente apenas tenían 15 meses. Además deberá desembolsar 77.000 a favor de un tercer hijo con otra mujer, reconocido por la justicia tras el accidente.

El conductor recurrió a la Audiencia para que la rebajara la pena pero el tribunal rechazó la apelación, "al estimarse la impuesta proporcionada a la entidad de la imprudencia y circunstancias concurrentes". La otra mujer también recurrió para que se le considerara igualmente perjudicada. El tribunal de revisión también rechazó ese planteamiento.