Llegó al territorio político con la vitola de independiente y por lo municipal, con la referencia de ser en su ámbito profesional un cualificado funcionario de la Agencia Tributaria, donde le espera en excedencia una jefatura de Inspección. Agustín Fernández inició singladura sin militancia socialista, pero logró con el apoyo inicial del secretario xeral Pachi Vázquez un puesto de salida en la listas. Su cargo le dio asiento en la ejecutiva gallega.

Con un pacto sellado con los nacionalistas, que permitió por primera vez en el Concello de Ourense contar con un gobierno bipartito -PSOE y BNG-, fue concejal de Economía y Hacienda, "¡quién mejor que él!", tal y como proclamaba su antecesor en el cargo. Se convirtió en uno de los "hombres de Paco", una pieza del núcleo duro con el que contaba el exalcalde Francisco Rodríguez. Tenía peso en la toma de decisiones, mientras otros concejales se limitaban a asentir. Antes de que la operación Pokémon por corrupción entrase como un ciclón en el Concello de Ourense, Agustín Fernández, que no lograba aprobar los presupuestos en tiempo y forma, vio como su hija lograba puesto como personal de confianza en el gabinete.

La detención e imputación de Francisco Rodríguez elevó la división que existía en el grupo socialistas, con referencias de índole partidaria, en conflicto de bandos: por un lado los denominados "paquistas", acólitos del exregidor, frente los "pachistas", fieles a las directrices del secretario general de los socialistas gallegos, Pachi Vázquez.

En ese río revuelto en que convirtió la Pokémon el grupo socialista, Agustín Fernández pescó la alcaldía de Ourense, contando para ello con la inestimable colaboración de Pachi Vázquez, que hizo plegar velas y criticas de sus ediles fieles, intentando cerrar una herida que cada vez está más abierta y por la que se desangra el grupo de gobierno.

La de Agustín Fernández fue una línea continuista, pues mantuvo a los cargos de confianza -incluida su hija-, y el "núcleo duro" de ediles permanecen con mando en la toma de decisiones de gobierno.

El cántaro se rompió con las cuentas del grupo municipal desveladas por FARO. Todo un tornado de criticas y denuncias en las que no faltaron los gastos en bebidas para fiestas y un préstamo verbal y humanitario para un funcionario.

Pero siguiendo la doctrina del relativismo, Agustín Fernández se apoyó en dos pilares básicos en su discurso: la "irrelevancia", para justificar las revelaciones del caso de ayuda a domicilio y otros similares, y la "intrascendencia", el calificativo que merece para él que una edil no asista a las Juntas de Gobierno Local.