Nacido en la tierra de Alberto Núñez Feijóo, Os Peares, es vecino en el feudo inexpugnable de José Luis Baltar, Esgos, un pequeño concello de un poco más de 1.000 habitantes donde familias enteras encontraron trabajo en la Diputación . "Vivo allí y en su día mi mujer fue a hablar con José Luis Baltar para pedir un puesto", reconoce abiertamente Jesús González Quintela, una entre las personas a las que enseñaron la puerta de salida en la Diputación de Ourense, menguada por la pérdida de ingresos y el pesado lastre de las deudas. La institución tiene un Expediente de Despido Colectivo (EDC) en la mesa, un ERE a la medida de las administraciones públicas que dejará sin trabajo a otros 32 contratados. González y otro empleado tenían señalado ayer el juicio para oponerse a su despido, pero las vistas fueron suspendidas.

El maltrecho estado de las cuentas provinciales -la deuda bancaria suma 56 millones de euros para un presupuesto aminorado de 66 que dedica el 43% a personal- y las decisiones de recortes adoptadas por el hijo desde que asumió el poder, se han traducido en la reducción del número de personas en nómina en un 21%. Ha menguado un 71% el personal laboral temporal y el número de interinos en un 77%, según aseguró José Manuel Baltar en diciembre. En los tiempos con contrataciones por doquier, la plantilla se aproximaba al millar de empleadas. Entre enero y marzo de 2010, justo antes y después del congreso del PP de Ourense, José Luis Baltar contrató presuntamente al margen de la ley a 104 personas para empleos de escasa cualificación.

Varios de los despedidos en los últimos meses han acudido a la vía judicial y finiquitado a su vez el pacto de silencio. Jesús González es uno de los nombres afectados que espera recuperar en la vía judicial el empleo perdido. El extrabajador del Teatro Principal que dirige la exnuera de Baltar Pumar pretende que lo readmitan o le paguen 12.000 euros. Olga Mojón, la exnuera del político querellado, es una de las responsables de servicio que prestó declaración ante el fiscal jefe y que, en principio, no volverá a comparecer ante el juez instructor. Realizó un informe de necesidad en enero de 2009. Mojón recibió finalmente nueve personas contratadas tras solicitar casi el doble; exactamente 16. El expresidente promovió las altas de seis peones de mantenimiento, dos ordenanzas y un operario limpiador, contrataciones que se llevaron a cabo mediante decretos que tuvieron efecto con fecha de 16 de enero, 1 de febrero y 16 de febrero de 2010. En su informe, la directora, una de los responsables de área que declaró ante el fiscal, reclamó tres ayudantes de escenario, cinco porteros, acomodadores, peones de carga y descarga, dos "sastras" y limpiadoras, dos peones de mantenimiento, un taquillero, dos auxiliares administrativos y un encargado de sala.

Jesús González Quintela ejerció de taquillero y fue despedido en 2012, sospecha él, para encontrar acomodo así "a un primo" de José Luis Suárez, hijo del alcalde del PP en Monterrei, jefe del servicio de Personal, miembro de tribunales de oposiciones y uno de los exámenes para plaza en la Diputación que a finales de los 90 ordenó repetir el Supremo.

"En enero de 2008 yo estaba en la empresa privada y recibí una llamada de Olga Mojón para ver si quería entrar en el teatro. Yo dije que sí. ¿Cómo entré? Cómo todo dios, ven, y más adelante se sacará la plaza. Entré como operario limpiador". En 2009 Jesús González, que ayer tuvo que regresar sin que se celebrara el juicio laboral por la incomparecencia del letrado de la Diputación, un tránsfuga socialista que controla la asesoría jurídica, pasó a desempeñar funciones de auxiliar de taquilla.

En 2011 una treintena de personas optaron al trabajo y el elegido fue él. Desde entonces ejerció como taquillero hasta que llegó la hora de su despido el 15 de octubre de 2012. La plaza prometida no salió al final a concurso. "Me dijeron que no podían porque así lo marcaba la ley, pero González considera que el cese se produjo para que pudiera acceder al puesto el familiar del jefe de Personal. En un plazo de diez días, señala, hubo varias personas que entraron y salieron y ninguna se quedó con el trabajo.