La sombra de una posible acusación de fraude en la gestión de fondos europeos planeando sobre la provincia de Ourense, y en particular sobre la institución que José Luis Baltar presidió durante 22 años y bajo cuyo techo firmó las adjudicaciones que investiga la OLAF, no han tumbado al expatrón. Todo lo contrario.

Baltar, jubilado y retirado definitivamente de la carrera política desde finales del pasado enero, se creció ayer todavía más en un acto de homenaje organizado por iniciativa de los trabajadores de la institución para dar un último abrazo a su exjefe, al que recibieron en un abarrotado restaurante de Santa Cruz de Arrabaldo decorado con una foto gigante del sonriente benefactor acompañado de la frase "Baltar sempre Ourense".

Eran 650 comensales, la mayoría empleados, y algunos diputados y exdiputados, como el propio Rogelio Martínez, ahora delegado de la Xunta.

Los empleados le tenían preparadas varias sorpresas, entre ellas el obsequio de un busto con su rostro fundido en el escudo de la Diputación, y una proyección de 15 minutos con fotografías y un entrañable fondo musical que repasó la vida familiar y política del protagonista desde su infancia hasta la actualidad recogiendo momentos tan íntimos como su enlace con Alicia Blanco o imágenes de sus hijos y nietos.

Sin embargo, la sorpresa se la llevaron los artífices del homenaje cuando, eufórico por verse rodeado de los suyos, José Luis Baltar se dejó llevar por su pasión y arrancándose la chaqueta cual Camarón se subió al escenario donde una banda de música amenizaba la jornada y se puso a tocar el trombón.

El pasmo del auditorio fue aun mayor cuando entre los clásicos del repertorio musical el que había sido su patrón interpretó por petición propia y sin titubeos el Ai se eu te pego. "Assim voçê me mata", le corearon tímidamente algunos mientras ponían sus móviles en función "videocámara". Solo les faltó hacerle el baile, pero nadie se atrevió. A fin de cuentas, el que tocaba era "el jefe".

Baltar tampoco midió sus palabras en el discurso que les dedicó al término de la comida homenaje, allá por las siete de la tarde: "Vosotros no sois los trabajadores de la Diputación, sois MIS trabajadores", recalcó (interprétenlo a su manera aquellos que criticaron su política de contratación). "Conozco a cada uno de vosotros por su nombre y apellido y nunca os olvidaré". De hecho, pensó en alto, "este acto tenía que dedicároslo yo a vosotros". El público rompió en aplausos. Nadie como Baltar desató jamás tanto agradecimiento y calor entre una plantilla de trabajadores públicos.

"Solo uno me falló"

Baltar también demostró que le cuesta olvidar lo que algún día calificó de "traición" recordando que "solo una persona me falló". "No lo pienso ni nombrar", añadió, pero todos visualizaron a Juan Manuel Jiménez Morán, alcalde de Verín, que presentó con el apoyo de Feijóo una candidatura alternativa a la de Baltar hijo en la carrera por la presidencia del PP provincial. Aquel congreso generó gran tensión en el partido y momentos duros para el "baltarismo".