La ausencia de las principales bodegas industriales de la Denominación de Origen Ribeiro, como Viña Reboreda, Pazo do Mar, Bodegas Docmapo, Bodegas Cunqueiro y Alanis, del grupo Arroya", en la mesa del vino que se celebró ayer –presidida por el delegado territorial de la Xunta, Rogelio Martínez– supone para los responsables de la Cooperativa Vitivinícola del Ribeiro "dar la espalda a la política de calidad y a la Consellería de Medio Rural", en un intento de fijar los precios de la uva para la presente campaña, y de esa forma poner en marcha los contratos homologados.

En la nota oficial emitida por la propia Xunta, sin ninguna referencia a esta relevante ausencia de las bodegas, se señala que en la reunión se analizó una única propuesta que establecería los mismos precios mínimos establecidos en el último contrato homologado pero incluyendo las variedades autorizadas como el Jerez y el alicante.

Y concretar que dicha propuesta tendrá que debatirse con más bodegas para conseguir "más adhesiones", por lo que se acordó convocar una nueva reunión en un plazo de quince días. Lo que sí se constató es que las dos cooperativas, la del Ribeiro y la de Beade, y cuatro bodegas que si acudieron a la reunión de la mesa del vino, que representan a más del 50% de la producción del vino del Ribeiro, llegaron a un acuerdo con los sindicatos Unións Agrarias, Xóvenes Agricultores y Sindicato Labrego Galego, para dar luz verde a esa propuesta de contrato homologado, que puso encima de la mesa la Cooperativa del Ribeiro.

También se reiteró por parte del delegado territorial de la Xunta que la pretensión de la mesa del vino no es otra que conseguir un acuerdo entre sindicatos, bodegas, Consello Regulador y viticultores, para fijar los precios mínimos que rijan en el sector vitivinícola durante los próximos tres años.

Pacto

La ausencia de las principales bodegas industriales no hace más que dar veracidad al rumor que existía, en el sentido de que habían "pactado" esta estrategia con el objetivo de bajar el precio de la uva, con lo que eso supone para el futuro del sector vitivinícola, y especialmente para la política de calidad por la que se lleva apostando por las cooperativas y bodegas que si acudieron a la mesa del vino.

Desde la Cooperativa del Ribeiro no se ocultaba el malestar por esta situación, como así lo manifestaba a FARO su gerente, Argimiro Levoso, que destacó el compromiso por "la calidad" en unos momentos tan "difíciles", marcados por la crisis económica. Pero reiteró la apuesta que se debe hacer desde la denominación de origen, tanto desde el sector industrial como el productor, para recuperar esa imagen que tenía el Ribeiro.

A este respecto, Levoso considera que el paso dado por la Cooperativa del Ribeiro, con la propuesta presentada, es una clara apuesta por los contratos homologados, ya que se fijan precios adecuados que beneficiarán principalmente a los productores, que se convierten en los grandes perjudicados por las fluctuaciones.