Isabel Valverde Rivas, de 57 años, y su marido Jesús Calvar, de 67, ya padecieron en 2004 la construcción del Corredor, que agrietó su vivienda,en el barrio de A Paradela, en Moaña, a sólo unos 40 metros de esta carretera. Entonces, la empresa constructora subsanó todos los daños, reconoce Isabel, satisfecha con la respuesta que tuvo, pero asegura que la pesadilla ha vuelto a su hogar con las obras del desdoblamiento del corredor para su conversión en autovía, que se iniciaron en octubre en el subtramo III, entre los enlaces de Meira y de Cangas.

"A casa está escachada", asegura esta vecina que muestra las grietas que se han abierto en prácticamente todas las habitaciones. Reconoce que la voladuras provocan tal movimiento en la vivienda que "a primeira bomba levantou ao meu marido en peso". Señala que fue en octubre y que acudieron a hablar con el trabajador de la pala para comentarle lo que estaba sucediendo. Un encargado habló con su marido de que se iban a adoptar medidas, pero lo único que hicieron -dice- fue enviar a una técnica que sólo dijo que la casa ya tenía grietas. Quince días después, señala Isabel Valverde, regresó con dos carpetas y fotos "para que asinásemos uns papeis.Dixémoslles que non, que tiñamos que lelos. O que puñan era que a empresa non se facía cargo dos danos".

La familia asegura que puso el tema en manos de su compañía de seguros que mandó un perito y éste concluyó que debía encargarse a un perito judicial, que acudió en diciembre y sacó fotografías de las grietas.

La vecina acudió la semana pasada a entrevistarse, a través de la gestión del portavoz del PP, José Fervenza, con el delegado de la Xunta en Vigo y responsables de Infreestructuras. En esa reunión se comprometieron con ella y con otros colectivos -de regantes y de Broullón- a hablar con la empresa y acudir a su vivienda. De seguir así las voladuras "quedamos sen tellado como ocorreu na primeira ocasión", con la diferencia que de aquella, la empresa se hizo cargo de los daños y ahora no.