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La EDAR de Balea vuelve a verter al mar sin depurar y el Concello abre a la empresa otro expediente, el número 44

- La UTE reconoce que hubo que vaciar una cubeta - Augas de Galicia y Seprona recogieron pruebas

Agentes del Seprona se personaron en A Congorza para documentar el vertido. // G.Núñez

Ciudadanos que paseaban ayer por la mañana por el entorno de Balea, en Cangas, denunciaron el vertido de aguas fecales desde la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) y dieron aviso al 112, que movilizó a efectivos de Protección Civil, Policía Local y el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, cuyos agentes tomaron muestras en la playa de A Congorza e interrogaron a los responsables de las instalaciones, que gestiona la UTE formada por Aqualia y Civis Global. También se desplazó a la zona un técnico de Augas de Galicia, mientras la concejala de Medio Ambiente, Tania Castro, contactó con representantes de la empresa, que reconocieron los hechos y alegaron que se vieron obligados a abrir una compuerta para limpiar una cubeta que se encontraba llena.

Los vertidos sin depurar al mar se prolongaron durante algo más de media hora, según cálculos municipales, y la turbidez del agua de dejó notar especialmente en un área de varios centenares de metros cuadrados. El Seprona tomó fotografías de las tuberías que vierten en la zona y de su entorno. El Concello ha abierto una nueva "incidencia" por estos hechos, que hace la número 44 a la concesionaria por contaminación ambiental e incumplimiento del contrato de servicio, señala la edil, quien reconoce que llueve sobre mojado en este asunto y que la Administración local está agrupando todas en un único expediente que, muy previsiblemente, llegará a los Juzgados. "Haberá unha resolución global que responda aos reiterados incumprimentos por parte da concesionaria", abunda Castro.

"Este tipo de vertidos es demasiado habitual. Desde el Concello y el Seprona vienen a tomar nota, pero el problema no se resuelve, como se puede comprobar", se quejaba ayer a mediodía una pareja de transeúntes y reparaba en la "escasa sensibilidad medioambiental" de las autoridades y de muchos ciudadanos que la padecen, con serias consecuencias para el mar. En el lugar de los vertidos, un nutrido banco de peces, entre ellos varias anguilas, merodeaban ayer en torno a los restos que habían arrastrado las tuberías.

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