Miles de personas volvieron a abarrotar esta noche la playa de Vilariño en una nueva edición de la Festa Folc. Desde primera hora de la noche vecinos y turistas se agolparon para disfrutar de las melodías más tradicionales de Donicelas. Susana Seivane tomó el relevo y conjugó a la perfección las últimas tendencias en la gaita con obras populares que recordaron a muchos una noche de fiesta en el carnaval de O Hío.

A partir de las dos de la madrugada los ritmos tradicionales dieron paso a otros más exóticos y a letras más comprometidas. Fue el turno de Che Sudaka que a golpe de guitarras y acordeón hizo que su mestizaje convirtiese Vilariño en una fiesta. Con continuas referencias a sus experiencias previas por festivales gallegos desde hace más de una década, Che Sudaka completó un concierto largo, en el que el público se resistió a que abandonase el escenario.

El palco tuvo actuaciones al menos hasta las cinco de la madrugada. Y es que el ska-punk de The Skarnivals puso a bailar a aquellos más jóvenes que se resistían a abandonar el festival. La mezcla de ska con ritmos de gaita y las letras pegadas a la realidad de las clases populares gallegas fueron un broche de oro excelente para uno de los festivales más concurridos de la comarca y de los que cuentan con más tradición.