Estopa era la estrella de esta edición del festival SonRías y su actuación no defraudó. Los fans se agolparon poco antes de su actuación para escuchar sus temas más famosos y crearon colas en la entrada que obligaron a retrasar la salida al escenario de los hermanos Muñoz.

En el segundo concierto de la velada, los de Cornellá repasaron temas de su último álbum: "Rumba a lo desconocido". Sin embargo, no faltaron sus grandes clásicos, por los que todos esperaban y que fueron coreados por los asistentes, que demostraron conocerse las letras de canciones como "Por la raja de tu falda", "Tu calorro o "Me falta el aliento". Antes, el concierto había arrancado con canciones como "Vino tinto" o "Pastillas para dormir", que fueron creando ambiente hasta la llegada de temas más movidos que hicieron botar a los asistentes.

"Como Camarón" fue la canción final y llegó tras varios bis. Fue también uno de los temas que más se coreó, entre los que se podía ver una mezcla de edades desconocida hasta la fecha en este evento. El público devolvía cada una de las alusiones a Bueu que los catalanes hicieron desde el palco.

La de ayer fue precisamente la jornada más intensa del SonRías, pues comenzó al mediodía en la playa de A Banda do Río e incluyó una oferta gastronómica. Por la noche, ya ante el escenario principal, se congregaron miles de personas para disfrutar de los grupos Arco, Estopa, Dubioza kolektiv y Zoo.

Todavía de mañana, en el efímero restaurante "Casa SonRías", los integrantes del grupo Poetarras cocinaron las tapas que agotó un público deseoso por comprobar si estos músicos tenían mano también con los fogones. Cocinaron dos platos: rodaballo guisado y anguriñas al ajo con gambón.

El resultado fue muy bueno, a juzgar por la cantidad de comensales que se apuntaron a esta tercera edición del llamado Rock&Cook. Eso sí, los componentes de Poetarras contaron con la ayuda de los cocineros de los restaurantes O Rincón de Cela e Iteansa Catering.

Junto a la gastronomía, por el escenario situado sobre la playa desfilaron los grupos musicales. El swing, funk y soul de The Soul Breakers se encargaron de atraer desde las 12.00 horas a los amantes de la música. Poco a poco la playa se fue llenando de festivaleros, que superaban claramente en número a los bañistas.

Le siguió en el escenario Wöyza, una de las madrinas del hip hop y del soul gallegos. Su voz auténtica y desgarrada así como los sonidos clásicos de las músicas "negras" fueron una delicia para los presentes.

El rock alternativo y eléctrico de los coruñeses Hexany contribuyó a caldear el ambiente en la tercera jornada de festival. Ya se empezaba a sentir entre los presentes la cercanía de la velada por la que estaban esperando desde que se hicieron con las entradas.

Los conciertos sobre la playa concluyeron a media tarde, cuando se bajó del escenario la banda gallega Guerrera. Propusieron un viaje por el blues experimental y el rock psicodélico. Sus letras en gallego y castellano pusieron fin a los conciertos abiertos.

La música en el escenario principal arrancó con el cantante y compositor de El Puchero del Hortelano, Antonio Arco. Letras emotivas e intensas y ritmos de una banda de rock clásico fueron una opción más que válida para comenzar a mover las piernas.

Tras Estopa, las ganas de baile se impusieron con los ritmos balcánicos de Dubioza kolektiv, que trasladó la noche hasta bien entrada la madrugada. El folk de esa parte del mundo se conjuga con punk, ska y reggae para conseguir una mezcla explosiva. Las calorías se quemaron por miles durante su eléctrica actuación.

Zoo fue la última banda en subirse al escenario antes de la sesión de Dj. Los valencianos demostraron por qué ya son una referencia en la escena alternativa a base de mezclar rap, guitarras y ritmos festivos.