Lo que se planteó como un simple trabajo de mantenimiento de la cubierta para evitar filtraciones a los nichos de uno de los pabellones del cementerio de Coiro construidos hace menos de una década se ha convertido en un quebradero de cabeza para los responsables municipales de Cangas tras advertir los obreros que el problema es bastante más grave, que la estructura superior está dañada y frágil, lo que ya ha causado algunos desprendimientos desde la fila de osarios, y que lo más prudente es apuntalar los panteones, precintar la zona para evitar riesgos y elaborar un proyecto integral de actuación, aunque el Concello carece de partida económica a corto plazo.

La revisión municipal partió de las quejas de algunos vecinos que advirtieron de filtraciones que llegaban hasta el interior de los nichos de sus allegados, así como del desprendimiento de algún elemento de la fila superior, donde se ubican los osarios. El gobierno local mandó inspeccionarlo y realizar una actuación de urgencia para sellar las grietas impermeabilizar la cubierta y fijar algunas piezas sueltas, que se saldaría con un desembolso de 3.000 o 4.000 euros, pero la cuantía podría multiplicarse por diez, "ou non sabemos por canto", reconoce la concejala de Obras e Servizos, Mercedes Giráldez, que ayer visitó el camposanto con los técnicos municipales y mantuvieron una reunión de urgencia con el alcalde, Xosé Manuel Pazos, para valorar qué se puede hacer.

La primera medida fue vallar el pabellón, que suma 160 nichos, de los que algo más de una treintena están ocupados con personas fallecidas en los últimos años, pues las obras de la "zona nueva" del cementerio se entregaron en 2007, año en el que el Concello cambió de signo político y la Alcaldía pasó de José Enrique Sotelo (PP) a Clara Millán (BNG). La empresa constructora fue Movex Vial, "que xa non existe, polo que non temos a quen reclamar", lamenta Giráldez. "Así é como se facían e recepcionaban as obras daquela", añade Pazos. Ambos critican las actuaciones "electoralistas" de los populares y la falta de rigor al supervisar que los proyectos se ejecutaban conforme a criterios de calidad. Con el presupuesto municipal para 2017 ya cerrado, el tripartito tiene que buscar "fórmulas" para corregir las deficiencias más graves y plantear una actuación "profunda" que aún hay que valorar y cuantificar.

Ayer por la mañana quedó vallado y precintado ese sector. Varios operarios retiraron algunas losas sueltas o que presentaban riesgo de desprendimiento, entre ellas las tapas frontales de mármol de unos 40 osarios situados en la fila superior, así como cruces y otros elementos fijados debilmente sobre la cubierta. Por la tarde apuntalaron la estructura para evitar que las grietas sigan creciendo y pueda empeorar la situación.

"Seica deixaron o tinglado de calquera maneira e pode vir todo abaixo, por iso non deixan andar por alí, pero esperemos que non sexa para tanto", explicaba ayer una señora que visita con frecuencia a familiares y conocidos enterrados en Coiro, aunque ninguno de ellos está en el ámbito que ha quedado restringido. Otro visitante reconoció que aún no se había enterado de esos desperfectos, "porque veño pouco", aunque sí le coincidió ver "a uns obreiros esgravillando no tellado da parte nova", y aprovechó para llamar la atención sobre el "bosque de maleza" en una zona colindante al cementerio en la que se construyeron varios bloques de nichos para satisfacer la demanda, pero sin cumplir todos los requisitos urbanísticos, por lo que no han llegado a legalizarse.