Explicaciones hubo ayer por doquier, de un lado y de otro, de los que se quedaron en el Congreso Provincial y de los que se marcharon. Por un lado se esgrimía la ruptura del acuerdo asambleario de que Cangas debía votar unida, por otro que esa posibilidad el domingo en Pontevedra, dadas las circunstancias, era imposible. Los críticos, los que se marcharon: el secretario de Política Local de Cangas, Eugenio González, y el de Organización, José Antonio Cid Novoa aluden a que al Congreso Provincial solo acudieron cuatro de los cinco delegados y que los próximos a Pedro Sánchez, Alfredo Iglesias y Marcela Rial, se codeaban con los delegados de Moaña, lugar donde Pedro Sánchez tiene bastión en O Morrazo.
Aseguran que no había nadie que deshiciera el empate en esos momentos en la delegación de Cangas y culpa de ello al rechazo del secretario xeral de la agrupación socialista de Cangas, Alfredo lglesias, a elegir suplentes en la asamblea del jueves. Por eso mantienen que ellos no rompieron el pacto. Además, desde este sector se afirma que desde el lado de los sanchistas se ofreció una lista integradora, también con el sector de Patxi López, por lo que no tenía sentido alguno quedarse allí, en Pontevedra.
Pero para José Antonio Cid este refriega congresista no tendrá repercusión en la ejecutiva socialista local, ya que se mantiene la fidelidad al secretario xeral local, al Provincial y al Nacional. Palabras, estas últimas, que hablan de lo que un entendido analista definiría como: "La retórica política y su importancia". En otros sectores más susanistas la contienda con el secretario xeral de Cangas, Alfredo Iglesias, está totalmente abierta.
Él insiste en su afán por mantener a la agrupación local fuera de la contienda entre sectores, de ahí el acuerdo asambleario de consensuar la postura de los delegados. Recuerda su postura neutral en las primarias, por encima de su querencia sanchista. Ambas partes piden debate en los órganos del partido, no en la red, pero no hay que olvidar que en la última asamblea apenas había diez militantes. Y eso no es una cuestión baladí.
