La sacristana de la capilla de San Roque anunció hace tres semanas que el cura, Juan Pego, había contratado a una empresa especializada para la inmediata tala de la rama de pino manso que aplastó el techo del inmueble eclesiástico durante el último temporal, pero nadie lo comunicó al Concello de Cangas, que se percató ayer de que los trabajos se han realizado, pero desconoce quién, cuándo y si contó con el preceptivo permiso de Patrimonio. "Hai un mes remitímoslle unha comunicación ao Arzobispado e un informe técnico do arquitecto municipal coas medidas a adoptar, pero ata hoxe ninguén se puxo en contacto con nós", coinciden en señalar el alcalde, Xosé Manuel Pazos, y la concejala de Obras e Servizos, Mercedes Giráldez, que tiene previsto encargar hoy a los técnicos de Urbanismo que contacten con los de la Iglesia para pedirle explicaciones.

Los feligreses también habían anunciado que el párroco tomó cartas en el asunto porque nadie lo hacía e incluso que él pagaría la tala, pero, más allá de un primer intento vecinal de convertir la rama en leña, la situación quedó estancada, hasta ahora. Para realizar los trabajos fue preciso retirar la valla que instaló el Concello para prevenir accidentes por desprendimientos. La retirada se hizo de forma "unilateral", insiste la edil, que pedirá un informe de la situación.

Del interior de la capilla ya se retiraron las imágenes que albergaba, como el Corazón de Jesús o la Virgen de Fátima, a pesar de las advertencias municipales.