A veces no se trata de llegar, sino más bien de cómo se llega. De eso sabe mucho Manuel González Molares, un vecino natural de Beluso que el jueves cumplió 100 años de edad, y que ayer lo celebró rodeado de su familia. A sus 100 primaveras conserva un estado de salud que otros ya quisieran, aunque la memoria a veces le falla. "Hay que recordarle que estamos celebrando su 100 cumpleaños. Ayer estuvimos en el restaurante, pero ahora ya no se acuerda", cuentan con una sonrisa su hija Mari Tere y su yerno José Luis, con los que vive en Meira. "Me levanto todas las mañanas, me visto, desayuno y bajo a pasear a Moaña", cuenta el propio Manuel. Un paseo diario que no perdona casi nunca y en el que tampoco falta un vermú en la terraza del bar Estadio antes de comer.

Manuel González nació en la Rúa Nova, en la parroquia de Beluso, es el cuarto de cinco hermanos y el único que sigue con vida. Fue gracias a unos conocidos de su hermano cómo le cambió la vida en su juventud y tuvo la oportunidad de dejar el Bueu de la posguerra e irse a Madrid. "Uno de mis hermanos mayores hizo la mili en Madrid y allí tenía muchas amistades porque era el encargado de hacer la comida para los jefes. Cuando acabó el servicio algunos de aquellos jefes venían a visitarlo a Bueu. Una vez vino uno que era director de películas y me preguntó si me quería ir a Madrid. Recuerdo que le contesté: 'Ahora mismo'. Mis padres se echaron a reír, pero luego lloraban", rememora.

Allí en Madrid pasó la mayor parte de su vida y trabajó como administrador de fincas y locales en un edificio, un palacete situado en el número 4 de la Calle Mayor, justo en la Puerta del Sol. Ayer al preguntarle por el secreto de sus 100 años aseguraba que lo desconocía, pero parece que el trabajo y el mantenerse activo tienen buena parte de culpa. "No se jubiló hasta bien pasados los 80 años y se vale por sí mismo para casi todo", aseguran su hija y su yerno. Una longevidad que también disfrutó su esposa, que falleció hace cuatro años a las puertas de llegar también a los 100 años.

La celebración de ayer reunió a más de medio centenar de familiares, algunos llegados desde Madrid especialmente para la ocasión. "A veces dice que añora Madrid, pero estuvimos hace poco y ya sentía como que la ciudad se lo comía", cuenta su hija. Esa familia incluye siete nietos y casi una docena de bisnietos.

La fiesta de cumpleaños estuvo precedida por una misa en la iglesia parroquial San Martiño de Bueu, una celebración en recuerdo de su sobrino Fernando González García, que fue comandante de artillería y vicepresidente de las Milicias Universitarias. Él era uno de los promotores del homenaje a su tío Manuel y una de las personas que más se esforzó en mantener a la extensa familia unida. Sin embargo, falleció a finales de mes de enero en Madrid después de sentirse mal repentinamente. "Los cinco hijos quisieron que se celebrase igualmente el cumpleaños y están aquí porque aseguran que a su padre le hubiese gustado", explicaban ayer familiares.