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Un astillero para hacer memoria

La carpintería de Casqueiro figura entre las doce que siguen en pie en Galicia y que analiza el arquitecto Óscar Fuertes en su libro "A arquitectura das carpinterías de ribeira"

Las tres carpinterías, la de Casqueiro, en primer plano (1962). // J. Gayo

Galicia sufrió un dramático descenso en el número de carpinterías de ribeira, pasando de 96 en 1942 a 22 en 2010. El dato figura en el libro "A arquitectura das carpinterías de ribeira en Galicia", en donde su autor Óscar Fuertes analiza las características constructivas de los doce casos de carpinterías de madera que todavía siguen en pie, entre ellas, tres de Moaña (Casqueiro y Calragho, Laxes y Lemos) y una cuarta de Bueu (Purro). El arquitecto hace una reflexión sobre "a capacidade de recuperación destas arquitecturas do litoral para evitar a perda da súa atmósfera característica, e xa logo, da propia edificación". Su trabajo ha abierto una puerta al conocimiento histórico, constructivo y pone en valor estas edificaciones que se encuentran en proceso de desaparición. El libro fue presentado este pasado mes de agosto en Ferrol, por la conselleira de Mar, Rosa Quintana, que en el acto dejó claro que estas construcciones "deben seguir sendo parte dos pobos como símbolos dun saber secular".

Fuertes Dopico considera que lo principal es mantener vivos estos doce astilleros, puesto que si cesa la actividad, el deterioro de estas arquitecturas seguirá en aumento. Propone como estrategias, además de la recuperación de su uso original, su recuperación para otros asociados al oficio, como centros de interpretación de carpinterías de ribeira y escuelas taller; o para usos compatibles: sedes de asociaciones o clubes náuticos y centros de formación laboral con programas formativos relacionados con las demandas de empresas del sector del mar. El mínimo cambio, dice el autor, con una rehabilitación que no respete sus principales trazos, puede perder el significado que transmite el astillero. En el caso de estos doce, apuesta por conseguir que pasen a formar parte del inventario de bienes de la Xunta y señala que esta investigación servirá de paso previo para esa inclusión.

La historia constructiva de la carpintería de Casqueiro llega en un momento crucial, de debate en el que Moaña está dividida entre la conveniencia de mantener el astillero tal cual, con su acceso al mar y ocupando los 6 metros de servidumbre; lo que impide concluir el nuevo paseo marítimo de Seara; retranquearlo o pedir la recuperación posesoria de esa servidumbre.

En su libro, el arquitecto estudia como un único caso las dos concesiones de Casqueiro y de Calragho, por su localización, en la zona de Seara, en la trama urbana de Moaña; sus similitudes estructurales y su origen. Recuerda que estas mismas características se compartían con un tercer astillero en la zona, que fue demolido por orden de Costas en 2010, tras caducar la concesión.

Las de Casqueiro y Calragho datan del año 1941 mediante una concesión administrativa que se encuentra en vigor. Pedro Riobó Casqueiro fue quien fundó, junto con su padre, el astillero que lleva el nombre familiar. El último carpintero del astillero de Calragho, tal y como señala el arquitecto en el libro, fue Víctor Santomé. La carpintería alberga en la actualidad la sede de Sueste, dedicada a la recuperación de embarcaciones tradicionales.

Recuerda que en el astillero de Casqueiro, que a finales del XIX estaba en el lugar de Pilas, próximo a la Xunqueira, se construían barcos de madera, pero sufrió un incendio que obligó al propietario a recolocarse y en 1941 obtiene la concesión para el actual.

El carpintero que se encargó de su construcción fue José Riobó, que se formó en astilleros de Vigo; y su hijo Pedro continuó el oficio hasta 1990, cuando se jubiló. Detalla que la nave se conserva perfectamente y todavía cuenta con las "anguías" de madera.

Las dos naves son rectangulares, dispuestas de forma paralela y en su interior engloban todas las áreas necesarias para el proceso de construcción de embarcaciones.

El arquitecto destaca que ambas carpinterías poseen una extensión de terreno asociada, no muy amplia y carente de vegetación. Exteriormente se perciben como dos edificaciones similares. Desde la calle hacen que pasen desapercibidas, como si fueran viviendas, pero el frente al mar, con su cierre de madera y sus aperturas para las botaduras de barcos, reflejan su verdadero uso: la construcción de barcos, señala Fuertes. Ambas tienen un interior diáfano, un único espacio de forma rectangular que facilita el proceso de construcción de barcos. El autor señala que la única diferencia entre ambas carpinterías está en la edificación de Casqueiro, que tiene mayor dimensión longitudinal y transversal, ya que cuenta con una nave menor en su lateral sur, donde se sitúa el aserradero. En el interior, continúa el autor, los espacios están jerarquizados: el alpendre con su eje en posición perpendicular a la ribera del mar; el aserradero, que en el caso de Calragho era una edificación anexa que ahora es vivienda y las máquinas de cortar están ahora en el espacio del alpendre; y en la de Casqueiro, está situado en la nave anexa del lateral sur y posee unos carriles metálicos para transporte madera; y el taller, en el mismo espacio que el aserradero.

Asomadas al vial

Sobre las características constructivas, el arquitecto señala que la carpintería de Casqueiro que se asoma al vial de Concepción Arenal está formada por un muro de piedra en forma de C. Se trata de un muro de perpiaños de granito típicos de la zona de Moaña, que hacen de fachada y de estructura. Sobre el muro "repousa parte da estrutura que sostén o acabado da cuberta, así como a primeira tesoira, despois da cal se repiten sete pórticos iguais de madeira, situados de forma paralela e dispostos aproximadamente cada 3 metros".

En el caso de la nave de Calragho, la estructura principal está formada por un conjunto de seis pórticos y la fachada de acceso al vial, que es estructural, compuesta por ladrillo colocado de canto. Sobre ella reposa parte de la estructura que sostiene la cubierta: "O conxunto de seis pórticos está situado de forma paralela e disposto aproximadamente cada 3 metros". En ambas naves, el autor señala que la relación con el mar sigue siendo la original "o que permite o correcto funcionamiento das instalacións".

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