"Hay que ser muy profesional para ir por esa zona porque ahí el mar te come". Esta fue la primera reflexión de Julio Alonso, expatrón mayor de la cofradía de pescadores de Vigo, cuando conoció la noticia del naufragio de Florentino Martínez en la misma zona donde su hijo Borja perdió la vida el pasado mes de enero.

Según su experiencia en el entorno del islote de Agoeiro, Alonso asegura que se trata de un entorno "muy peligroso" para faenar. "Así como en otros lugares el mar tiende a echarte hacia afuera y alejarte de las rocas, aquí es al revés, te engulle", matiza el expatrón, que recuerda que ayer "no había mucho viento" pero sí "mar duro, como le llamamos nosotros".

Julio Alonso fue una de las personas que se trasladaron a Guixar a la llegada del cuerpo y la embarcación. Allí comprobó el nombre, Virgen do Mar III, y pudo hablar con el hijo del fallecido. "Me dijo que su padre murió haciendo lo que quiso. Nosotros tenemos muy asimiladas estas cosas por la idiosincrasia de nuestro trabajo", indicó Alonso.

"Yo he sido marinero toda la vida y no tengo duda de que si llego a esa edad también tendré un bote y saldré a pescar, porque es lo que nos gusta. Mi padre hace igual con sus 83 años porque lo llevamos en la sangre. No vamos a estar en un bar o en casa, salimos al mar", comenta el expatrón mayor de la cofradía viguesa.