La Policía de Cangas estrenará antes del verano su segunda pistola eléctrica, conocida como Taser por ser la marca del fabricante. Se trata de un arma de electrochoque diseñada para incapacitar a una persona o animal mediante descargas eléctricas que imitan las señales nerviosas y confunde a los músculos motores, principalmente brazos y piernas, inmovilizando al objetivo temporalmente. El alcalde, Xosé Manuel Pazos, firmó ayer la orden de gasto, último requisito para realizar la operación, aunque no se prevé que llegue a Cangas antes de un mes, debido a los trámites legales que debe superar para su exportación de Estados Unidos.
Se trata de la segunda pistola de estas características que llegará al cuerpo policial cangués, que nunca ha tenido que usar la que ya dispone. Los responsables municipales entienden que las Taser son más prácticas, más útiles y menos lesivas que las pistolas de balas, de las que ya hay ocho agentes cangueses que las portan -a raíz de una sentencia judicial que les reconoce ese derecho-, aunque otros nueve siguen desarmados. Las de fuego son personales, mientras que las eléctricas son comunitarias y se comparten entre los agentes de guardia en cada momento.
"Queremos unha Policía Local preparada e dignamente dotada para atender o seu traballo", argumenta el regidor cangués, que recientemente autorizó acondicionar para usos policiales un vehículo almacenado en el depósito municipal y confía en dar un nuevo salto cuantitativo y cualitativo a la plantilla desde el verano con la llegada de ocho auxiliares que ya han superado las pruebas de selección en el Concello.