Ni los vecinos afectados por la orden de derribo del edificio Pintos quisieron molestar este penúltimo pleno del año de Bueu. Ni ellos ni tampoco la oposición, que peca de bondadosa incluso en campaña electoral. Todos los puntos se aprobaron por unanimidad y fueron algunas preguntas formuladas al alcalde al término de la sesión plenaria las que generaron algo más de conversación, que no de debate. Así que alguien del público denunció que los trabajadores municipales no cumplía el horario establecido por ley y otra persona volvió a quejarse por el temario de los exámenes para cubrir plazas de limpiadoras.

El gobierno local acudía preparado por si la oposición tenía a bien tomar cartas en el asunto de la dimisión de Antonio Rosales Pedrouso por razones personales. Pero no fue necesario. La coartada de Rosales era creíble y nadie quiso ponerla en duda.

El gobierno local también dio cuenta a la corporación municipal del envío al Ministerio de Hacienda de la información relacionada con el coste de los servicios el Concello de Bueu.

El representante de ACB-Son, Julio Villanueva, si que manifestó su contrariedad por el hecho de que el Consello de Igualdade del Concello de Bueu se convocara por la mañana, en un horario poco compatible con su trabajo. Pidió el cambio de horario, pero no se tuvo en cuenta. La persona que se ocupa de estos asuntos en el Concello de Bueu tiene horario de mañana.