Los cambios deben traducirse en una modificación de la ordenanza que el alcalde quiere fijar "antes de fin de ano", aunque su aplicación llevaría algo más de tiempo. La intención es "non ser excesivamente restrictivo" en las prohibiciones sobre los residentes y los comerciantes con actividad en la zona, ya que ese flujo de coches no supone el principal problema. Sí lo es, indica Pazos, el uso que se da a esas calles "como atallo" para cruzar el centro urbano, los conductores que lo utilizan de paso hacia otros puntos y que saturan el tráfico y ponen en peligro a los viandantes.