Fue una reunión tensa y decepcionante a la vez la que mantuvieron ayer el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, los representantes de la Asociación Memoria Histórica 28 de Agosto de Cangas y el cura párroco de la localidad, Severo Lobato. El regidor y la asociación deseaban que este encuentro supusiera un impulso a sus pretensiones de retirar de la ex colegiata la placa franquista en la que aparecen los nombres de los "caídos por la patria". La idea era comprometer algo más al párroco para que no hubiese que enredarse en el largo proceso burocrático que suponen estas solicitudes cuando llegan al Arzobispado de Santiago de Compostela. De hecho, en el propio municipio hay pruebas de que cuando los párrocos ponen de su parte este tipo de cosas se consiguen de una manera sencilla. El propio regidor recuerda los casos de O Hío o Darbo y también el de Coiro, aunque en éste último lugar tuvo mucho que ver la presión ciudadana.

Pero no, no se consiguió involucrar al párroco en este proceso e incluso se vivieron momentos de tensión al comprobar que Severo Lobato se ceñía a que él ya había cumplido con su cometido que era poner en conocimiento del Arzobispado de Santiago de Compostela la solicitud del Concello de Cangas. Al ver que no salía de ahí, el regidor local abandonó su tono conciliador para mostrarse algo más claro y tajante. Recordó al párroco que el Concello de Cangas se había mostrado a lo largo de los años y con diferentes gobiernos receptivos a sus peticiones, por lo que esperaba reciprocidad por parte de la Iglesia. Estas palabras fueron, en un principio, interpretadas por el párroco como una amenaza del alcalde. El alcalde negó la amenaza, simplemente mencionó que se trataba de un recordatorio de lo que sucedía en Cangas y que parecía increíble que la excolegiata de Cangas fuese el único templo del municipio donde permanecieran los símbolos franquistas. Pazos lamentó la falta de colaboración del párroco y éste mencionó que prefería no realizar valoraciones sobre la reunión, además de reiterar que todo estaba en manos del Arzobispado de Santiago de Compostela.

Pazos comentó que la intención del Concello de Cangas es hacerse cargo de las obras e incluso la de contratar al personal técnico que se necesite para que la fachada de la ex colegiata quede totalmente reparada y recobre, también, su valor patrimonial, histórico y artístico.

El gobierno municipal tiene pensado hasta el último detalle. Quiere retirar la placa de la ex colegiata pero sin que se rompan los nombres que figuran en ella, con el fin de que si las familias los piden puedan recogerlos con toda normalidad. Xosé Manuel Pazos considera que el gobierno está actuando con total respeto con la Iglesia y espera lo mismo de ella. También hace mención a que otras diócesis, como la de Tui-Vigo permitieron que en otros templos católicos desaparecieran los símbolos franquistas, por lo que no entiende por qué en Cangas se tarda tanto.

Alcalde y la Asociación Memoria Histórica 28 de Agosto, tras la postura mostrada por el párroco de Cangas, decidieron que serían ellos ahora quienes llevaría en peso de las negociaciones directamente y que lo primero sería entrevistarse con el Arzobispo de Santiago o con el Obispo Auxiliar. La intención es demostrarle que la colaboración entre las partes tiene que existir, porque si existen en cuestiones relacionadas con las infraestructuras del templo, con la ex colegiata tiene que sucede lo mismo. Xosé Manuel Pazos considera que pasó el tiempo suficiente para que este asunto se solucionara y no estuviera enquistado.