La Asociación Santiago Apóstol que acoge a los vecinos de la avenida de Marín y calles adyacentes tienen claro cuál es su principal objetivo: acabar con los desmanes de la movida en el citado entorno. Su presentación en sociedad, en la Casa de Cultura de Cangas, dejó claro que no habrá cuartel y que tiene el punto de mira puesto en todas las administraciones. Su presidente, Ángel Núñez, no lograba entender que tanto desde de la Alcaldía como desde la Guardia Civil se mantuviera que no había constancia oficial de tanto jaleo como el que ellos mencionaban en la movida nocturna. Eso fue lo que se le comunicó a la directiva de la asociación en sendas reuniones que mantuvieron con el regidor local y el teniente de la Guardia Civil de Cangas.

Ante este resultado, la dirección de la asociación instó a todos los vecinos a que presentaran denuncias por cada acto vandálico del que tuviera constancia y que perturbara la paz de la zona, con el fin de que oficialmente quedara constancia de lo que "es evidente", acompañando las mismas de fotos y vídeos. Núñez recomienda a los vecinos que tengan miedo a denunciar o no sepan como presentarla, que no duden en dejarlo todo en manos de la asociación, que será quienes investigará los hechos y presentará la denuncia si corresponde. Tienen la promesa de que la Guardia Civil acudirá cada vez que se les llame y si es competencia suya actuará y que si no lo es llamará a la Policía Local para que lo haga. Ángel Núñez se quejó de que Cangas solo pudiera contar con una patrulla de dos agentes de Policía Local los fines de semana, con un teléfono desviado que muchas veces está fuera de cobertura. Afirma que la "movida" hizo tanto daño a la zona que los precios del mercado inmobiliario bajaron y que todos tratan de huir de vivir en estas calles.

Piden al Concello que aplique la normativa que se aprobó de convivencia ciudadana, algo que, dicen, no se lleve a la práctica, porque se sigue bebiendo fuera de los establecimientos nocturnos. También denuncian que dentro se fuma y que los locales cierran más allá de las 7.00 horas. Exigen que la Policía Local recoja por escrito todas las llamadas que realiza la gente del barrio durante los fines de semana y consideran que los intentos de todos los gobierno para acabar con esta lacra fueron totalmente baldíos, a pesar de cerrar en alguna ocasión un par de establecimientos nocturnos.