La Asociación Memoria Histórica do 28 de agosto hizo ayer un acto conmemorativo a los once Mártires de Anguieiro. Once personas con nombres y apellidos de Cangas que el 28 de agosto de1936, recién estallada la Guerra Civil, fueron reprendidos, apresados, torturados y fusilados a manos de los soldados del bando falangista. La memoria de estos once fallecidos se conmemoró en la cuneta de la actual carretera que va de Cangas a Bueu, donde fueron brutalmente asesinados "por aqueles que seguen sembrando o horror e medo na actualidade" resaltó Camilo Camaño, miembro de la Asociación Memoria Historica do 28 de Agosto, en su discurso inicial. Camaño también hizo referencia a la pintada de la bandera pre constitucional en el monolito a los represaliados de Cruz da Maceira y lo calificó de "atentado".

Sobre el monumento en la cuneta donde se realizó el homenaje, ondeaban al viento la bandera republicana y la gallega. Cada persona que llegaba , tomaba un clavel rojo en la mano. En sus rostros se apreciaba el recuerdo y el apoyo a esos once vecinos fusilados.

Once nombres con apellidos

Al solemne a la par que amargo acto conmemorativo se acercaron más de una treintena personas. Entre ellas se encontraban los familiares y conocidos de las familias de los asesinados. Mercedes Bernárdez, la sobrina nieta de Daniel González Graña, uno de los mártires de Anguieiro,leyó un discurso en el que nombró a Secundino Rubial Villar, Nornandino Núñez Martínez, José Nores Rodríguez, José Martínez Pazó, Alejandro Martínez Pazó, Daniel González Graña, Estanislao Ferreiro Núñez, Antonio Ferreiro Núñez, Guillermo Fernández Fernández, Antonio Blanco Rodal y Eugenio Bastos Fernández; seguidos, la mayoría, de"aparece no Rexistro Civil de Cangas como morto por hemorraxia interna por ferida de guerra". En su discurso también apeló a la justicia por los asesinatos y barbaries cometidos durante los años de la Guerra, y pidió a las administraciones que aplicasen correctamente la "Ley Para la Memoria Histórica" y se hiciese justicia.

El acto continuó con la interpretación del himno de la Segunda República Española a la armónica de manos de Sisco de Cariño, seguido de la lectura de un poema escrito por Clodio Rodríguez Fer. El grito de ¡Viva a la República! dio paso a la gente a depositar su clavel rojo y la ofrenda floral, mientras una gaita y un tambor hacían sonar el himno gallego de fondo.