"El importante esfuerzo que desde este servicio se hace para segregar la mayor cantidad de subproductos, y las labores de gestión realizadas con el objeto de minorar las toneladas enviadas a Sogama, han producido sus efectos reales y en una progresión adecuada" en los últimos años. Es la conclusión de Recolte, la concesionaria del servicio de recogida y tratamiento de residuos de la Mancomunidade do Morrazo, sobre el "éxito" del reciclaje en los municipios de Bueu, Cangas y Moaña, que sumaron en el último ejercicio 2.608 toneladas frente a las 23.584 toneladas de basuras remitidas a Cerceda, lo que "nos da un porcentaje de segregación del 11,06% de los residuos generados en el territorio". El volumen de materiales reciclados, que ya no entran en la bolsa negra, continúa la tendencia alcista, que la empresa atribuye a las campañas de concienciación, la progresiva sensibilización social y la colaboración de las empresas. Por contra, advierte de la creciente competencia de chatarreros, que recogen sobre todo electrodomésticos y materiales férricos para su valorización, reduciendo considerablemente, en este último caso, el volumen que procesa la Mancomunidade.

A este aspecto dedica Recolte un apartado en su informe anual de 2013. "El sector de los electrodomésticos es uno de los que más ha sufrido la influencia del actual marco económico. La caída en las ventas ha sido generalizada, y por ende la generación de este tipo de residuos", sostiene. Aún así, se ha logrado incrementar las toneladas recogidas, lo que se atribuye a una eficaz recogida de voluminosos diaria, una importante afluencia de usuarios al "punto limpio" de A Portela y un seguimiento de las empresas productoras de este residuo, especialmente del sector de venta de electrodomésticos.

La principal pega en este apartado, junto a la "dureza de la crisis", es "la proliferación de furgonetas de rumanos y gitanos, (que) provocan que parte de este residuo no entre en nuestras instalaciones". La competencia de los chatarreros afectaría también a otros materiales férricos, que mantienen "una tendencia a la baja" en los cómputos de la Mancomunidade, al haber pasado de 53,58 toneladas en 2012 a 33,95 toneladas en 2013. "Cabe reseñar que se producen robos en la calle de aquellos voluminosos férricos que dejan los vecinos y de que algunas empresas han optado por llevar este tipo de residuo a un valorizador que se lo compense económicamente", advierten los responsables de la empresa adjudicataria.

La crisis económica y la competencia han afectado también a otros residuos valorizables, como papel y cartón recogidos, que aún así han aumentado en las cifras tramitadas por Recolte, además del cartón comercial, que mantiene un incremento constante pasando de 20,86 toneladas en 2011, a 47,56 en 2012 y 58,15 en el último año. También ha aumentado el volumen de vidrio, envases, madera enviada a Finsa, plástico o colchones. En este último caso, las estadísticas reflejan el repunte que se produce tras el verano, ya que en octubre se alcanzan casi 500 colchones recogidos, más del doble que en otros meses del año.