Cangas ya vive de lleno la Semana Santa, cuya tradición, imaginería y vistosidad la convierten en "la más importante de la provincia" y una de las pocas de Galicia declaradas "de interese turístico". El preámbulo de su día grande se vivió ayer por la tarde con la procesión de la Santa Cena, que partió a las siete tras los cultos en la excolegiata, acompañada de centenares de fieles y curiosos, representantes de las cofradías, la banda de música Bellas Artes y los tambores de los cofrades. Su recogimiento dio paso a la Adoración nocturna que termina a las seis de la mañana con la procesión de la Negación de San Pedro, la primera de las cuatro que recorrerán hoy el casco urbano de la villa y que obligan a cortar varias calles céntricas durante la jornada.

La comitiva de ayer estaba presidida por la mesa de los apóstoles, obra del maestro Ignacio Cerviño datada en 1887 y decorada con frutas y productos naturales. Le acompañaron los pasos de la flagelación, un conjunto de tres imágenes, de la oración en el huerto (el de más reciente creación, obra de José Vaamonde, en 1998) y, cerrando la procesión, el trono de la Virgen de los Dolores, bajo palio, datada en los primeros años del siglo XIX. El desfile comenzó en la excolegiata, bajó por la calle Real y bordeó los jardines de Félix Soage por Eduardo Vincenti y Montero Ríos, girando en el cruce del paseo de Castelao hasta la calle 25 de Xullo, desde donde enfiló de nuevo la calle Real para regresar al templo. Los actos obligaron a cerrar el tráfico rodado y acotar aparcamientos durante varias horas, con la Policía Local y Protección Civil encargados del operativo.

La presencia femenina y de personas mayores es muy representativa en las procesiones, pero ya no es anecdótica la participación de niños y niñas que forman parte de las actividades desde muy corta edad, muchos de ellos cubiertos con los capuchones. En algunos casos son hijos o incluso nietos de los costaleros, que implican a distintos familiares y se encargan de transmitir la tradición a las jóvenes generaciones, según apuntan desde las cofradías. "Ahí van padre, hijo y nieta", señalaba ayer uno de los seguidores habituales de estas celebraciones religiosas, a quien la edad ya recomienda "ver los toros desde la barrera", reconoce. "Y también un cuñado", añadió una de sus acompañantes, apuntando el gesto con la cabeza. Eso sí, no se advirtió la presencia de políticos, al menos en el papel institucional, aunque no faltaron representantes del clero y de los principales representantes de las cofradías religiosas, así como los ya tradicionales "romanos" que custodian las imágenes.

A pesar del seguimiento masivo de la procesión, no era menos numerosa la presencia de clientes en las terrazas de las cafeterías próximas, que ya están cosechando los resultados de las visitas vacacionales. Tampoco era escasa la afluencia a las playas: "Mirando para Rodeira xa parece verán", comentaba la matriarca de una familia buenense desplazada ocasionalmente a Cangas para contemplar la procesión de la Santa Cena. El buen tiempo tuvo mucho que ver con la afluencia, aunque también se oyeron algunas críticas por el "excesivo espacio" entre los miembros de los distintos pasos o la "lentitud" de la ceremonia, sobre todo para algunas personas interesadas en asistir también a las procesiones de hoy. "A este ritmo hay que alquilar una butaca para pasar las 24 horas aquí", ironizaba con humor un veterano visitante llegado de tierras castellanas.

Y es que el programa de hoy es extenso e intenso. Las procesiones comenzarán a las seis de la mañana con la Negación de San Pedro y continuarán, a las diez, con el Santo Encuentro, predicado por el párroco de Beluso. Por la tarde, a las siete será el Santo Entierro, acompañado por las bandas Bellas Artes y Tromentelo, y cerrará los actos del Viernes Santo la Procesión del Silencio, a medianoche.