Los comerciantes de O Morrazo corren a aprovechar los bajos estratégicamente bien situados que dejaron libres las cajas y los bancos en las principales calles de las villas de la comarca. Es en Moaña donde más oficinas bancarias y de cajas de ahorro cerraron desde que comenzó toda la reestructuración del sistema financiero. Aunque todo empezó en 2008, hasta el pasado año no comenzaron a verse las verjas cerradas y los locales de los bancos vacíos. En esta localidad cerró la oficina que Novagalicia tenía en Meira, la de Banco Gallego ubicada en Concepción Arenal, igual que la de Banco de Galicia y la de Caixa Galicia. Sus bajos, muy cotizados por el sector del comercio, siguen vacíos, ofreciendo un paisaje desalentador en una de las calles más transitadas de la villa.

En Cangas, cerró la gran oficina que Caixa Galicia tenía en Eduardo Vincenti y cuya propiedad se le atribuía al entramado de empresas de Amancio Ortega. Su lugar lo ocupa ahora una tienda de ropa ligada a una franquicia. Por lo demás, a pesar de todos los problemas con las preferentes, las fusiones y las intervenciones por parte del Estado, las demás oficinas bancarias resisten en la villa. Hasta tres tiene NCG en Cangas: la oficina central de Eugenio Sequeiros, la del muelle y la de O Forte, todas en el apreciado frente marítimo. Los rumores vecinales y profesionales apuntan a que se cerrará próximamente la oficina que esta entidad tiene en O Hío, incluso hay quien se atreve a asegurar que los recortes afectarán también a la de Aldán. Una cosa es cierta, la distancia que hay entre la sucursal de O Hío y la de Aldán no llega a los dos kilómetros. En atención a famosa austeridad que tanto se pregona se vería hasta lógico que una de las dos desapareciera. Pero que nadie espere que esto no suponga también un conflicto político y social, similar al que sucede con el centro de salud de O Hío.

Los comerciantes de Bueu se hicieron rápido con los bajos que el poder económico cerraba. El pasado año cerró la oficina que en esta localidad tenía la Caixa Xeral de Depósitos, en la calle Eduardo Vincenti, donde estuvo una oficina de Caixanova. Sus empleados pasaron a la que hay en Cangas. Ahora su lugar lo ocupa una tienda de complementos. En la misma calle hay una panadería en el bajo que dejó libre el cierre de la oficina de Caixa Galicia.

Los bajos que dejan libres los bancos y cajas que cierra acostumbran a estar muy cotizados y de inmediato surgen interesados. El comercio pugnó desde siempre con los bancos para buscar la mejor ubicación. En las calles donde se mezclan bancos y comercio reciben el apodo popular de la "milla de oro", ahora en franco declive.