Hondo malestar en la directiva de Santiago Apóstol, que gestiona el comedor social de Cangas, por las quejas de un grupo de usuarios sobre la comida y la supuesta obligación que tienen de pagar una cantidad. La junta directiva abrió ayer las puertas del comedor, cocina y despensa para que se pudiera comprobar el buen estado de la comida y las condiciones higiénico sanitarias con la que se prepara, además de comprobar cómo los directivos que están al frente del comedor social comen de la misma comida que los otros usuarios.

La directiva señala que el comedor social de Cangas se mantiene gracias al trabajo desinteresado y sin remuneración alguna por parte de decenas de voluntarios civiles "que trabajamos muchas horas y damos lo mejor de nosotros para que la comida salga de la cocina en las mejores condiciones. Tantos los alimentos que recibimos de los ciudadanos, empresas colaboradoras y de la Unión Europea a través del Banco de Alimentos son los mismos que recibe toda o casi todas las organizaciones sociales y caritativas, religiosas y no religiosas". La asociación aclara que el donativo de un euro por comida nunca ha sido una exigencia, como aseguran los usuarios que protestaron. "Algunos usuarios que reciben alguna pensión o prestación también quieren colabora con el comedor social de matera que sea para ellos un servicio y no una prestación social o caritativa. El que quiere lo hace y el que no, no. Es un donativo". Niega que se hubiera negado un segundo plato a alguna persona, a no ser de que ese día el número de usuarios lo hiciese imposible. "Tenemos a disposición de todos los usuarios hojas de reclamaciones, libro de reclamaciones e incluso podemos emitir resguardos justificativos de recibos, pero el comedor social no es un restaurante al uso ni a la carta, es un servicio gratuito que vive de la solidaridad de los demás"

La directiva de la Asociación Santiago Apóstol de Cangas manifiesta su indignación y disgusto con la postura del mencionado grupo de usuarios.