Vivir de la tierra y, sobre todo, vivir la tierra. Estos son los objetivos con los que dos emprendoras están a punto de poner en marcha un proyecto de agricultura ecológica en Agrelo, en el Concello de Bueu. La iniciativa consiste en la construcción de invernaderos en los que esperan cultivar hasta una treintena de especies diferentes a lo largo de todo el año y en el alquiler de pequeñas huertas para que las personas que lo deseen puedan cultivar para su autoconsumo. Los trabajos están en marcha desde hace algunas semanas y las promotoras del proyecto esperan estar operativas a partir de junio. La actuación se está tramitando como una Iniciativa Local de Emprego (ILE) y además está siendo evaluada por el Grupo de Desenvolvemento Rural (GDR) Pontevedra-Morrazo porque cuenta con muchas posibilidades de contar con financiación de los programa Leader de la UE.

El lugar escogido para poner en marcha esta novedosa iniciativa en O Morrazo es una parcela de 5.000 metros cuadrados en Agrelo, unos terrenos que formaban parte del plan parcial de Agrelo-Portomaior, un desarrollo urbanístico paralizado desde 2003 por los cambios en la ley de Costas y posteriormente por el Plan de Ordenación del Litoral (POL). Las responsables de este proyecto "de autoempleo sostenible", tal como se refieren a él, son Luz Gómez y Rosa Campollo, ingeniera técnica forestal y economista con amplia experiencia en empresas de la construcción y el granito respectivamente.

Las instalaciones de "Horta Agrelo", que es el nombre de este proyecto empresarial, incluirán dos invernaderos en los que se cultivará durante todo el año y en el exterior se acondicionarán 50 parcelas, de 40 metros cuadrados cada una, que se alquilarán para que las personas que lo deseen puedan cultivar su propio huerto. Todo siguiendo los dictados y las recomendaciones de la agricultura ecológica: "Respeto máximo a los ciclos y a la actividad biológica del suelo, utilización exclusiva de productos naturales, sin usar semillas transgénicas, fomentar la producción de especies vegetales autóctonas y sin emplear ningún tipo de sustancia de síntesis química", explica Luz Gómez.

Las especies que se cultiven en los invernaderos se pondrán en el mercado a través de circuitos comerciales cortos, para que lleguen al consumidor sin intermediarios y a un precio razonable. Además las responsables de Horta Agrelo tienen en mente una pecualiar iniciativa: prepararán para los clientes que lo deseen una especie de cesta de la compra semanal, con hortalizas, legumbres y frutas propias de la temporada. Los recipientes estarán adaptados a las necesidades del usuario -habrá tres tamaños diferentes: para una, tres y hasta cinco personas- y la más pequeña será de 5 kilos, con precios que podrían oscilar entre los 12 y los 15 euros.

Las personas que decidan alquilar alguna de las pequeñas huertas para autoconsumo también tendrán facilidades para ese objetivo de vivir la tierra. "Las parcelas estarán cerradas y acondicionadas con un sistema de riego automático", apuntan las responsables de la iniciativa. En cada huerta habrá además un pequeño arcón con los aperos de labranza necesarios para que cada persona cuide del terreno que tiene arrendado y dispondrá de vestuarios para poder cambiarse. "Hay mucha gente que viene a pasear por la senda de Agrelo, que se conoce como la ruta del colestorol. Nosotros completamos la oferta, casi con una especie de gimnasio, para que puedan realizar actividad física, disfrutar de la naturaleza y llevarse productos naturales para casa", cuenta con buen humor Luz Gómez.

Una de las ventajas de Horta Agrelo es su emplazamiento, que sus responsables esperan que atraiga tanto a vecinos de Bueu como de fuera del municipio. "Está en un espacio de alto valor natural y bien comunicado con Pontevedra y Vigo", argumentan. La previsión es que durante el primer año se puedan alquilar ya una veintena de las parcelas de autoconsumo.

La no utilización de productos químicos es una de las máximas de la agricultura ecológica en las que incide Horta Agrelo. Las instalaciones tendrán un apartado reservado para preparar compost con los restos orgánicos de la agricultura y la jardinería y que luego servirá para preparar y abonar el terreno cultivable. "Queremos que sea un espacio alternativo para el tiempo libre y que se convierta en un espacio para aprender a cultivar respetando el medio, intercambiando experiencias y entablando relaciones por un interés común, tal como se hacía antaño", concluyen.