La Dirección Xeral de Mobilidade, que dirige Miguel Rodríguez Bugarín, obliga a la concesionaria de la estación de autobuses de Cangas, la empresa La Unión, que pertenece a la firma Monbus, a realizar las obras de mantenimiento y conservación necesarias en la terminal, incluyendo marquesina exterior. El concesionario había mostrado sus reticencias respecto a la reparación de la citada marquesina, alegando que era una infraestructura sometida a los rigores del clima, pero la Dirección Xeral de Mobilidade le hizo ver que estaba dentro del contrato de concesión. Miguel Rodríguez Bugarín adelantó ayer en Cangas, donde mantuvo un encuentro con el alcalde José Enrique Sotelo, que estas obras de mantenimiento y conservación podrían empezar en un plazo de mes o mes y medio.

Bugarín y Sotelo pudieron examinar "in situ" el grado de abandono en el que se encuentra la estación de autobuses, visitando incluso los baños de la cafetería.

En este duelo entre José Enrique Sotelo y el propietario de Monbus, Raúl López, el alcalde ganó ayer la primera batalla, que no la guerra. El estado de la terminal de autobuses no pasa la prueba del algodón y el hecho de que Sotelo consiguiera que la Xunta le obligue a invertir en la conservación y mantenimiento del edificio es un primer asalto ganado ante la larga batalla judicial que ya está en marcha desde que Raúl López denunció al Concello de Cangas por impedirle instalar barreras que cierren el paso a vehículos en la estación de autobuses, pese a que Raúl López contaba con el visto bueno inicial de la propia Xunta de Galicia.

El alcalde aprovechó la presencia de Bugarín para anunciar también que la Policía Local vigilará que a la estación de autobuses no aparquen vehículos que impidan la entrada de los autobuses. Lo dijo en el Concello de Cangas, tras su entrevista con el director xeral de Mobilidade. Cuando ambos dirigentes visitaron la terminal de buses, dos agentes de la Policía Local estaban controlando la zona. Bugarín podía verlos perfectamente. Y es que Sotelo no quiere que este motivo se esgrima como excusa para cerrar la estación.

Bugarín esgrimía ayer que no solo en Cangas es donde se obliga a la concesionaria a cumplir con sus obligaciones de mantenimiento del edificio, sino que también en otras villas, como consecuencia del denominado Plan Renove, con el que la Xunta realiza mejoras en las terminales gallegas. Pero no dejaba de ser un discurso político para justificar una decisión apremiado por un alcalde que se atrinchera en el localismo para hacer frente al empresario de Monbus. Por cierto, que el director xeral de Mobilidade dejó claro ayer que en el caso de que la concesionaria no cumpla será sancionada e incluso existe la posibilidad de rescindirle el contrato. De momento, Bugarín parece que encontró receptividad en Raúl López, aunque admitió que lo de la limpieza y pintado de la marquesina exterior le cogió por sorpresa. Seguro que muy pronto veremos el contragolpe de Raúl López. De hecho algunos esperaban verlo ayer en Cangas.