El fuerte viento del norte, que azota con fuerza las playas de Agrelo y Portomaior, hizo que el monolito con el nombre y la imagen del pintor José Solla se descubriera por sí solo. Cuando la comitiva llegó, la nortada se había llevado la tela que cubría la placa y que tenía que ser descubierta por el propio artista y homenajeado, pero no por ello el acto perdió emotividad. Hasta el paseo, además del alcalde de Bueu y miembros de la corporación, se desplazaron artistas y amigos de Solla llegados desde diferentes partes como Manolo Ruibal, Lito González, Xan Bieito, Itciar Ezquieta, Camilo Camaño, Celso Varela o Luis López Balado, coleccionista de arte.

Con el mar encabritado a sus espaldas y ante el monolito y los maizales que tanto pinta, Solla se mostró agradecido, se calificó de aprendiz de pintor al que se le honraba demasiado y esperaba que no se arrepentieran de este homenaje que le produce alegría. Del paseo señaló que es algo más que una calle, es un paseo, un lugar para la reflexión, una ventana abierta al universo, al mar, un paseo para sentarse y soñar. Los artistas presentes, destacaban la calidad de Solla que ostenta, entre otras, la medalla de oro de la Bienal de Florencia de 1990.

El alcalde de Bueu, Félix Juncal, que en los discursos también estuvo acompañado por el artista Camilo Camaño, dijo que estaban contentos de acompañar a Solla en Bueu, "su tierra" . El artista nació en Marín, aunque emigró desde niño a Argentina y reside a caballo entre este país y Bueu. Juncal reconoció que le sorprendió su calidad humana, su humildad, sencillez en un momento de la historia en la que hay que recuperar los valores perdidos de un mundo con demasiado bullicio que no deja ver a dónde vamos. El regidor anunció que había más proyectos en marcha con Solla, aunque sin desvelar. Sí se sabe que la intención es trabajar en un gran monolito en donde el artista pinte sus dibujos y le acompañen otros pintores.