El jabalí ha vuelto a poner en jaque a la Asociación Cultural Meiro y a los vecinos de esta aldea buenense. El animal entró de nuevo en las fincas en las que se cultiva el maíz, incluyendo las dedicadas al millo corvo, y causó importantes destrozos. Los más graves se registran en una parcela llamada Chans y la presidenta de la asociación cultural, Victoria Martínez, calcula que en este terreno se perdió alrededor del 40% de la cosecha, unos perjuicios que son "irrecuperables".

El colectivo habitualmente siembra el millo corvo en dos fincas, llamadas Casal Gordo y Agro Souto. Este año se optó por dejar descansar a la primera y esa parte de la producción se pasó a otra denominada Chans. "É un terreo que nos deixou unha veciña e que está máis cerca das casas", indica Victoria Martínez, que explica que el colectivo esperaba que esa cercanía a las viviendas ahuyentase al jabalí. Pero no ha sido así. "Viu unha primera noite como para probar. E logo volveu e deixou a finca de tal modo que dá pánico vela", afirma. Los vecinos sostienen que debía tratarse de un grupo formado por una madre y sus crías y los ha cogido casi por sorpresa porque a estas alturas "as espigas están aínda formándose".

Los ataques del jabalí a las cosechas son una constante durante esta época del año y no sólo en Meiro, sino también en otros puntos de Bueu y de la comarca. La Asociación Cultural Meiro lleva años solicitando ayudas y medidas para combatir esta problemática y ha probado múltiples ideas para ahuyentar al animal, desde colocar despertadores o radios hasta dejar pelo humano por las fincas. Este año aún no se había colocado ningún elemento disuasorio, pero ahora ya han tenido que instalar de inmediato un pastor eléctrico para espantar al animal.